jueves, 25 de diciembre de 2014

Al alba

El problema siempre es el equilibrio. Nos movemos en ámbitos tan subjetivos que cualquier pequeña variación provoca un terremoto a escalas incontable. Las reacciones se miran con lupa y cualquier mínima sensación se extrapola a consecuencias delirantes. Entre tensión y distensión tiramos de la cuerda. Jugamos con el tiempo, cómo si fuese de arena , ralentizándose hasta perder la noción o acelerándolo echando a suertes a quién le toca pararlo. Abrimos el telón, salen los actores y nadie se quita la mascara. Representamos el rol que nos pertenece y actuamos como mejor podemos. Cuando acaba la función somos completos desconocidos que algún día llegaron a conocerse.

lunes, 22 de diciembre de 2014

Nunca decir Adiós.

Tu problema es que no provocas muerte por sobredosis. Abusar de ti es la ley que marca el inicio de los días y no probarte a cada rato es lo más parecido que conozco al pecado. No traes prospecto médico, ni libro de instrucciones o cursillo de funcionamiento. Subir a tu espiral es el diluyente de mi voluntad, entregando mi consciencia para tu uso y disfrute personal. Los adjetivos calificativos se pierden en el diccionario cuando intento hacer la lista de defectos mentales que nos suceden. Las letras se caen del mis papeles cuando empiezo a tomarte. La adicción la definiste tu.

viernes, 19 de diciembre de 2014

Sigo de rave

La verdad llama a mi puerta intentando echarla abajo con golpes tan fuertes que resuenan en toda la habitación. Apagó la luz y enciendo lo que queda de razón en el cenicero. Observo con temor como el humo me rodea con esa fina película de ilusión que hace que embobe como un bebe con un sonajero. No salgo de mi abstracción hasta que oigo la puerta desplomarse contra el suelo. Ante mi aparece ella, con rostro severo, como si hubiese llegado la hora de ajustar cuentas. Me limito a asentir, a rendirme antes de entrar en una discusión que esta perdida. Ella vocifera, grita y rompe los cristales, tira la vajilla y blasfema ante mi. Tras la escena sale por donde entró y no da un portazo porque la derribó. Me deja con el polvo levantado, con el alma por los suelos y el corazón listo para comenzar a olvidar.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

1 de Febrero.

“Si no me necesitas, yo tampoco te necesito a ti”. Esa fue la despedida que me brindaste en aquella cafetería que visitábamos los domingos. Te levantaste y no volviste la cara hasta que paraste al taxi, hasta que en un micro segundo tus ojos se reflejaron en los míos y entraste en el coche. Esa mirada inquisidora, dolorida, acusadora. Le pondría mil adjetivos calificativos a esa expresión de odio que salio de tu ojos en el último momento. Me quede mirando el fondo de la taza de café como si el tuviera la respuesta al problema. Tras 5 minutos observando el estancamiento de las penúltimas gotas de café decidí irme, por mi bien y por el de los pocos clientes que me miraban contemplar la taza de café esperando que apareciese un genio de ella. Pagué religiosamente mis café y el tuyo, que para colmo ni probaste, ni mucho menos te dignaste a pagar. Al salir a la calle llovía, mejor dicho diluviaba, porque cuando llueve no se inundan las papeleras. Paseé lentamente bajo el diluvio en dirección a mi casa, ese pequeño cuartucho de la calle 33 donde residía. El hecho de caminar mojándome era una costumbre infantil, una manía de esas tan odiosas que nunca te desprendes, como levantarte con el pie derecho o dormirte escuchando música. Lo enfoque como si fuese una penitencia, una de muchas otras que me ocurriría aquel mes de Febrero y que yo aún no tenía ni idea de que aquellos 28 días serían los últimos de mi vida.

domingo, 14 de diciembre de 2014

Tenemos que habra de ti.

Espero impaciente que me salte tu nombre en la pantalla y así darme cuenta de que no solo yo sigo pensando en ti. Pasan los minutos y reduzco el tiempo a hacerlo pasar hasta que te manifiestes, que suene el teléfono y sea tu voz la que habla desde el otro lado. Agoto la monotonía diaria con la sensación de que la desperdicio. Se me empiezan a saltar las lágrimas cuando veo alguna foto, algún reducto de imaginación que se pierde sin remedio, sin que yo mismo lo pueda evitar. Empiezo a pensar que mi memoria tiene un agujero por donde se le van los recuerdos y cada día que no éstas se va quedando más vacía. Siento escalofríos cuando me doy cuenta de que ya no éstas y por un minuto olvido tu rostro. Ese minuto no es más que la separación inconexa de mi y de ti, de lo único que me queda para seguir. Abandono las ideas cuando suena el móvil, cuando la luz destella y detrás de esa pantalla me dices “sigues ahí”.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Cuando nos quedamos sin azúcar.

Cuando todo funciona por impulsos eléctricos lo normal es pensar que pasará cuando falte la electricidad. Si la energía se termina antes de tiempo y nos deja en un impulso infinito donde no se reconoce ni el principio ni el final. Si nos quedamos parados en la nada de lo infinito, en las lindes del movimiento, a la espera de que vuelva algo que sabemos que no lo hará. Por ese motivo nos volvimos reacciones a contaminarlos y entregarnos por completo a algo que no sabíamos muy bien cuando se pararía, cuando se nos iría la luz. Recurrimos al viejo dicho de que mientras ande funciona, mientras gire que no pare la música, que ya seguiremos nosotros bailando. El remedio fue peor que la enfermedad y nunca nos era suficiente. Empezábamos con café y terminábamos con las copas como los borrachos de fin de semana. Empezábamos por rozarnos las manos y acabamos sin ropa mirándonos a los ojos entre suspiros y olor a tabaco. Acabamos por volvernos ciegos y no pensar cuando se iría la electricidad, por que para sernos sinceros, ya sabíamos que la teníamos dentro.

sábado, 29 de noviembre de 2014

Muchas voces y poco argumento.

La putrefacción es preocupante. Avanza de cerebro en cerebro, de neuronas inactivas a aquellas que apenas se mueven, de pequeños a grandes y de grandes a jóvenes. De vez en cuando saltan comentarios al aíre traídos a colación por esos cerebros infectados. Proclaman a los cuatro vientos barbaridades que hacen plantearse la racionalidad humana y la infinidad de la estupidez del ser humano. Invocan en tono jocoso a famosuchos de tres al cuarto, voceros de televisión que tras finalizar la emisión se quitan la careta. Recitan como el padre nuestro una sarta de ataques inconexos que luego se reproducen en las barras de los bares, en los cajeros de los supermercados y las esquinas de los cafés. Todo ésto sin que nadie se haya parado más de media centésima de segundo a ordenar el argumentario, a darse cuenta de lo que repite mecánicamente sin haber lo pensando previamente. Asistimos al suicidio de la sociedad, donde las tendencias mandan, el mercado ordena y nos comunicamos a través de una pantalla.

jueves, 27 de noviembre de 2014

Clase social como principio.

Basta ya de anclarse en tópicos estructurales. De sentarse a esperar que cambie el tiempo y que salga el arco iris, que corramos cogidos de la mano y pisemos los charcos. Apreciemos la sinceridad de la mejor manera que se pueda y saquemos del armario lo que ya no pueda estar allí. Saneemos las alcobas sin pedir explicaciones y si por casualidad encontramos el mismo polvo podremos compararlo. Se acabaron los estereotipos, la galería a la que sonreír y lo socialmente correcto. Desde ese momento odio los mañanas, las frases banales y la moda social. Gregarios como forma de comportamiento porque mi imagen siempre sera peor que la tuya. Arrastro el estigma con el orgullo de que se levanta para traer el pan, con la humildad de la que friega suelos y con la dignidad de aquel que vive de su trabajo.

domingo, 23 de noviembre de 2014

Sombras invisibles.

Acuchillo el atardecer pretendiendo que no se vaya, que se desangre y se quede perenne en el horizonte. Lo veo marcharse en cuclillas, en silencio, como cortado en fotogramas. Contemplo paciente el extinguirse del día, el último respiro del sol, los rayos residuales que ni siquiera llegan como debiesen. Expira suave, tomándose su tiempo, amortiguando los minutos contra el cielo y reduciendo lo triste a una simple postal. Cuando solo queda la sombra se me aparece tu sonrisa dibujada en un resplandor, el contorno marcado, la silueta presente y el gesto que la sostiene difuminada. No aparto la vista encandilado por lo espectacular del momento, no se mueve el aire y contengo la respiración hasta que se me escapa ese suspiro, ese suspiro que te echa de menos.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Hoy huele a humo.

Nacieron de las cenizas que iban soltando los cigarrillos que se caían por la ventana. Crecieron entre las colillas, entre los ceniceros atestado y el agua residual. Maduraron en los paquetes de 20, entre los Ducados y los Luckies, a veces rubios y otras negros. Pasaron la vida de boca en boca, de mano en mano y nadie les dedicó más de 8 minutos. Algunos con frío en la puerta del bar, otros con calor y el sonido de la playa de fondo. La mayoría fueron instantes contemporizados de nicotina y alquitrán. Acompañantes sin voz de alcohol, penas y glorias. Gestos de derrotas o simple consuelo. Eso son, vidas de 8 minutos en las que nadie repara.

martes, 18 de noviembre de 2014

Sobres, sobras y cunetas.

Me asomo a la verdad y me da vértigo. Creer que vuelves a ver cuando has sufrido de ceguera permanentemente. Da miedo saber que una verdad se te presenta delante y te pega a la puerta, te pide entrar y que la invites a café. Desconcierto es el sinónimo de la realidad. Vivir sin reloj se antoja tan real que destroza el momento y lo convierte en una situación a temporal. Suicidé a la razón por imposición y ahora noto como su opinión siempre tuvo peso. Aguardo el momento de salir cuando ya no disparen, cuando no sea peligroso, pero poco a poco me doy cuenta de que siempre hay disparos. Me come la histeria.

sábado, 15 de noviembre de 2014

De clásico en clásico.

Soportas es hecho de no descolgar el teléfono para marcar mi número con una heroicidad histórica. Malgastas minutos, segundos, días y meses mezclando ideas que rompen cuando se unen, como si todo fuera una señal que evitas ver. Suspiro tras suspiro consumes la paciencia que te queda en el cajón, te la vas comiendo sabiendo que se acabara en el peor momento posible. Intensificaras el apretón de dientes, comenzaras a sudar y te veras mirando en las esquinas para saber en que momento perdiste el momento. ¿Cuando se hizo tarde? ¿ En que preciso instante? Pero no hay respuesta posible, simplemente porque la pregunta no es correcta.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Estimado profesor.

Estimado profesor,
Le escribo hoy por el mismo motivo de los últimos 30 días, si ese que usted y yo conocemos pero usted intenta evitar. Como le he comentado en repetidas ocasiones le sigo pidiendo perdón por mi inquina respecto al tema; por mis continuas cartas, tanto por correo ordinario como certificado, por la insistencia que esta rozando la locura; lamento el incidente en la puerta de su casa, o al salir del despacho. Le confesaré que nuestra relación postal ha sido un tanto extraña y como hemos cambiado en ella muy relevante. Recuerdo aquella primera postal casi por accidente, por esa duda que me asalto y que pensé que solo usted me podría responder. Aquella carta a modo de recordatorio cordial, incluso de más. Esos días de espera, esas mañanas mirando el buzón y la progresiva desilusión día tras día. A veces me recorría un escalofrío saber que llegaría y resolvería mi zozobra, que tendría entre mis manos la respuesta y podría descorchar a gusto esa botella de cava que tanto tiempo lleva en mi nevera, casi desde que la encendí por primera vez. Después de 30 días esperando su respuesta y de mis casi 12 cartas sin respuesta, le tengo que decir que me rindo. Aún así sigo esperando su carta, con solo dos letras y un punto. Le pido que confirme lo antes posible.
Un cordial saludo.
Su alumno.”

Cuando fue a llevar la carta al buzón de la calle que estaba enfrente de su casa llego el cartero con un sobre en bastante mal estado, algo mojado y con claros signos de tinta difusa. La dirección casi ilegible, salvo para el avispado cartero, benditos profesionales. Cuando lo tuvo entre sus manos reconoció casi la desaparecida caligrafía del Profesor.

Estimado Alumno,
A la pregunta que usted tan repetidas veces me ha formulado, tengo que contestarle: Si, me he jubilado.”

viernes, 7 de noviembre de 2014

VII

Ahora que empezáis a conocerme las sensaciones que despertaré en vosotros serán muchas y muy variadas desde luego. Asco, simpatía, odio…y para esos que la iglesia les ha inculcado esa superioridad moral sentirán esa compasión que se parece mucho a la de los ricachones que sueltan 1€ al indigente que pide en una esquina. Como si con esa bondad hipotecada quisieran solucionar el mundo, como odio a esos progres, con sus clases de ética y su parafernalia burguesa.
Ya veis, eso es lo que soy y lo que llevo siendo desde que comencé a andar por mí mismo. Trapicheo como puedo y vivo como quiero, aunque con un margen de reserva vital. Respecto a mi trabajo, porque es un trabajo, debería estar regulado por ley como también debería estarlo la prostitución. Exijo tener una pensión digna cuando no pueda ejercer en óptimas condiciones, siempre no voy a poder correr de la policía y el día menos pensando cualquier indeseable como yo me quitara de en medio, que coño, también exijo un plus de peligrosidad. Doy un servicio necesario a un precio inmejorable, sin restricciones, oferta y demanda. Si es que es, si lo piensas bien, es insoportable soportar el día a día sin drogarse. O fumas, o bebes, o ya se encargará la contaminación de meterte toxinas cancerígenas en tu organismo intoxicado. Si es que, todos estamos drogados, y no necesariamente de droga material. La puta tecnología que te come el cerebro, las adicciones a los 3 y 4G, las redes sociales que hacen que vivas en un Gran Hermano potenciado por ti mismo, la asquerosa televisión con sus 25 horas de cotilleo basura, de programación de mierda. Nadie se ha dado cuenta de que estamos creando trastornos tecnológicos, no me creo que solo yo me haya dado cuenta de eso, por favor.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

VI

Ahora se estarán preguntando ¿de qué vivo, donde está mi familia, no tiene amigos, como cojones ha llegado este desecho social a esa situación de exclusión social? Tengo respuestas para todas y cada una de esas preguntas pero sinceramente ¿veis necesario que os cuente esa basura?
Mis padres murieron cuando yo no tenía uso de la razón en plenas condiciones. Desde ese momento me dedique a rular de un centro de acogida a otro, al no tener ni hermanos ni familiares cercanos, salvo unos tíos lejanos de Jaén, papa Estado se hizo cargo de mí y a la vista está que no lo hizo demasiado bien. Tengo pocos recuerdos de esa etapa de mi vida, salvo que ya me drogaba. Los centros de adopción del Estado son pequeñas células de habitabilidad sociales, reflejos de la sociedad de los niños que se encuentran solos en mitad de esta barbarie. Existe economía sumergida, trapicheos, favores y sobretodo jerarquía.
Cuando fui mayor de edad salí y como el que obtiene la libertad después de una condena me fui de putas, siempre hablaban de eso los que volvían por delitos leves.
Nunca tuve amigos, al menos como lo define la palabra, tuve oportunidades. Gente que se acercaba a mí como lo hacen la mayoría de los mortales, por mero interés. Se creé en los valores positivos del ser humano, en la cantidad de sentimientos que somos capaces de expresar, desde la alegría, pasando por la amistad, hasta el amor más puro. Yo pienso lo contrario. A lo largo de la vida desarrollamos los sentimientos que más nos convienen, que más supervivientes nos hacen. El fin del ser humano, como el de cualquier animal, es la supervivencia y para eso utilizamos todas las armas que tenemos a nuestro alcance.
Por este motivo nunca desarrolle eso que la sociedad llama amistad.
¿De dónde sacas el dinero para sobrevivir? Pues de mi fina prosa e inexplicable lírica obviamente no. Soy un politoxicómano con aires de grandeza, escritor frustrado, misántropo y con problemas de comunicación y sus respectivos traumas, ¿Cómo me puedo ganar la vida? Vendiendo droga, estaba clarísimo.

miércoles, 29 de octubre de 2014

Seguimos en linea.

La rutina de la semana se convierte en asociación de causa efecto, en risas a medias y cigarros compartidos. Se acaba el camino y da vértigo, cae la última gota y provoca repelús, como si nunca antes hubiera pasado. Cada día un problema o cada problema un día. A veces el orden altera el producto o es que simplemente nunca lo enfocamos bien. Nos falla la luz, los actores y la mayoría de los episodios de la serie. Nos arrinconamos en lo indefendible, a capa y espada defendimos una verdad que sabemos que es mentira pero aun así nos la creemos. Andamos sonámbulos por la vida, con el piloto automático puesto y recibiendo las noticias en diferido. Ajenos a que los cambios son bruscos y nunca se esta preparado. Ausentes del mañana porque el hoy ya es sumamente complicado. Luego se nos hunden las ganas en el café y las decisiones se mezclan con el azúcar. No todo es blanco ni negro, azul o verde, la gama de colores es infinita, las excusas interminables y el pensar que todo puede acabar mañana verdaderamente apetecible.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Teatros alegres.

Adornaban cada centímetro de la despedida, cada paso que daban en direcciones contrarias, manteniendo la tensión para que nunca faltase. Los ojos no se despegaban y las facciones de sus caras como fotos permanentes e impermeables en sus memorias. La ralentización de un momento finito convertido en inmortal, en intemporal, perpetuo en la nada cerebral. El último roce de su mano, el pecho con los resto de su calor, la sensación de frescor de su perfume y ese mordisco en el cuello que hizo que le temblaran las piernas. La ve subir al taxi y la sigue hasta perderse en mitad de una urbe que parece no tener final. Empieza a llover, la calle se queda vacía y con una sonrisa acepta la sincronización del destino y su vida.

martes, 21 de octubre de 2014

Un millón.

Se acercaba el cigarro a su boca con esa seguridad de saber que cualquiera claudicaría ante ella antes de haber comenzado la guerra. Su mirada estaba perdida adrede, en ningún lugar visual, en otro sitio no terrenal, fijándose en la misma nada. Agitaba su pelo en intervalos cortos, de minutos, pero el tiempo se ralentizaba cuando su tacto rozaba su media melena ondulada. Distraída, como si el mundo no fuera con ella, como si el paso de toda aquella gente a su alrededor no significase más que una leve brisa que entra por una ventana o un trafico molesto que genera contaminación. Era un enigma en mitad de soluciones, un misterio de tardes de domingo o una aventura de verano. Algo indescriptible y desapercibido en el que solo reparan los que miran más allá de las figuras, los que se atreven a observar sin juzgar. Un regalo en mitad de la calle que genera desconcierto e inseguridad porque ya nadie cree en los milagros.

jueves, 16 de octubre de 2014

Pleitos del siglo XXI

Nos vimos en la puerta de las tribunales 2 años después de nuestro incidente. Yo hacía tiempo fumándome un pitillo esperando a que llegara el incompetente de mi abogado, tu apareciste con ese palurdo moderno que no tendría más de veintitantos. Era patético veros haceros selfies junto a las escaleras de los juzgados, me imaginaba el titulo de tremendo ridículo; nosotros jodiendole la vida a mi ex marido :) . Seguro que sería algo así de absurdo. Lo subiríais a las mil y una redes sociales y los me gustas se dispararían, aumentando vuestra felicidad artificial, esa que tanto apreciáis y que tan penosa me resulta. Tu mirada de desprecio no hizo otra cosa que recordarme el porque nos divorciamos, el porque de esta situación rocambolesca, el porque esperaste a que cumpliera mi sueño para hacer pedazos el resto de mi vida. El adorno que llevabas adosado a ti ni siquiera me miro, no levanto los ojos de su pantalla de 4,5 pulgadas, donde seguramente los me gustas ya empezaban a subir. Al llegar mi abogado, maldito desgraciado, tire la colilla y entramos. De ante mano sabía que ibas a ganar, que eras demasiado buena y que toda esta falsa no era más que la confirmación moral de tu inteligencia sobre la mía. Efectivamente, conseguiste el 50% de mi sueño, humillaste a mi letrado y luego te hiciste otro selfie para celebrarlo.

lunes, 13 de octubre de 2014

Tu Lunes y yo Martes.

Pedías medias noches entre estrellas mientras yo solicitaba sinceridad dosificada. Argumentabas el fracaso como medio de superación y yo observaba los motivos por los cuales la primavera te sentaba tan bien. Disfrazabas las penas con una sonrisa que oscurecería al sol de medio día pero siempre era yo el que bajaba la luna para ponerla en medio. Contradicción tras contradicción hallamos una verdad, de esas que no sientan cátedra pero son igual de seguras. Firmamos un contrato para que no se nos olvidara que nos seguíamos queriendo aunque la media mitad de nuestro mundo supiera que era mentira. Luego nos disputábamos la sin razón con la almohada, con las sabanas y con la lavadora, que siempre acababa centrifugando.

lunes, 22 de septiembre de 2014

Un inciso necesario.

Esto es un verdadero caos, un despropósito en toda regla. La gente buscaba esconderse en los soportales de la lluvia y él se dejaba empapar en mitad de la tormenta. Rompía el orden establecido de la mejor forma que sabía, sin hacer nada. La ropa le pesaba casi más que su alma, porque una la sentía y la otra se le resbalaba. Era consciente de que el granizo se aproximaba, de que empeoraría la situación y algún rayo le alcanzaría. La parálisis celebrar, muscular y sentimental le hacía permanecer inerte en mitad de ningún lugar. Las decisiones se quedaron aparcadas para él en la barra del penúltimo bar que piso. La duda ya no le pertenecía, porque todos eran más responsables que el para interrogarse sobre el motivo. Él seguía sintiendo la lluvia, doliéndose por cada granizo que caía en su cuerpo y esperando que los rayos los sintieran sus zapatos.

sábado, 20 de septiembre de 2014

V

Las tardes de mi vida se resumían como las mañanas, con un vacío vital que asustaría a ese tipo de gente que es tan activa que cuando llegan las 22:00 de la noche los ojos dicen adiós y se chapan como una persiana. Pensadlo bien, que locura de vida que no te deja ni un minuto para pensar que estás haciendo. El movimiento de sus cuerpos simula a de los autómatas que actúan mecánicamente, y lo peor aún, exponen a sus hijos a esa locura diaria.

Me sorprendía observando el paso de las horas pensando lo relativo que es el tiempo y como el ser humano se ha empeñado en estandarizar todo, en normalizarlo de una forma tan estática que si no entras en sus cauces de normalidad no eres valido para el sistema. Te excluyen de su mecánica sociedad, de eso que se han apropiado y que les pertenece. Odio la normalidad, las tradiciones arcaicas sin sentido, a veces me odio a mí mismo. 

viernes, 19 de septiembre de 2014

IV

En este caos de mi mundo, había un mundo fuera que seguía corriendo desbocado hacía ningún sitio. Ese es el problema del otro mundo, que no sabe a dónde va. Es tan frenético que da miedo pararse a pensar lo que hemos construido, avanzado y progresado, todo sin ningún fin aparente. En este momento habrá muchos que piensen que el mundo que hemos generado tiene un sentido y soltaran que ahora vivimos mejor que antes, que tenemos derechos, libertades y un desarrollo que nos proporciona comodidades de las que carecían nuestros antepasados. Y yo me pregunto, ¿Sinceramente vivimos mejor que nuestros antepasados? No se vosotros pero yo aprecio la tranquilidad y en este mundo, no se puede estar tranquilo.

Cosas así se me pasaban por la cabeza mientras acababa las sobras de las botellas de ron que adornaban las estanterías de mi cocina. A veces me parecía todo tan irrisorio que mi caos se convertía en cordura a mis ojos y me convencía de que había escogido el camino correcto. De todas formas lo que había por el mundo no me interesaba, mi propia introspección me resultaba tan placentera como cualquiera de las drogas que me metía a lo largo del día.

jueves, 18 de septiembre de 2014

III

La dejadez de mi vida me la impuse yo con mi actitud. Había días que solo salía de mi boardilla para invertir el poco dinero que me quedaba en alcohol y drogas. Como buen escritor frustrado que soy, no me falta ninguna de las dos cosas. Sentía como se desmoronaba todo a mí alrededor y yo no hacía nada por evitarlo. También reunía el último requisito de todos los de mis gremios, tenía una historia de amor que me perseguía y atormentaba. Pero era incapaz de sacar nada de ella, al contrario que todos los demás escritores frustrados yo me sentía como el que no tienes fuerzas para girar la llave y sacarle provecho a mi desgracia. Lo intente hasta la saciedad pero nada, era un muro demasiado alto como para escalarlo y la idea de rodearlo me parecía demasiado absurda. ¿Quién se ha planteado rodear la murada china?
Intentaba olvidarlo pero era una pena demasiado fácil de arrastrar y decidí, más por pereza que por necesidad, incorporarlo a mi vida cotidiana. Era una acción más de mis días, lamentarme de la desdicha amorosa que no me podía sacudir. Otra droga de un politoxicómano como yo, que busca cualquier cosa a la que engancharse para no soltarse de esa espiral de locura transitoria que es la vida que mantengo a diario.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

II

Esas eran las preguntas que me asaltaban todas las mañanas mientras hacia el café. Me quedaba pasmado sin saber que auto contestarme ante tales cuestiones. Aprendí casi por obligación a convivir con la duda constante sobrellevando la incertidumbre. En general, mi vida era demasiado apática por ese tiempo. Había dejado de consumir drogas a diario, o eso me decía a mí mismo mientras me liaba los porros con las tostadas. Seguía madrugando, salvo los domingos por tradiciones atea. Desayunaba café con tostadas y mientras me terminaba el canuto encendía el ordenador. Era curioso como mi flora intestinal se acostumbró a llamar a la puerta a las 9:43 de todas las mañanas de mi vida, salvo los domingos por tradición atea. Luego ojeaba los periódicos por internet, robado de mi vecino por supuesto, y mientras me lamentaba de ver como el mundo se destruía día a día apagaba el cartón en el cenicero.
Rutina de escritor frustrado era mi vida. Sentarme delante del Word en blanco esperando a que mi mente saliera del coma en que se sumía automáticamente después del primer canutillo del día. La monotonía hacía lo que quería conmigo, tanto que por momentos perdía la noción del tiempo y me daba cuenta de que eran las 1:30 y había sido incapaz de escribir la primera palabra en el dichoso documento.

Era lo normal, mi vida, mi duda permanente sobre qué decir, por dónde empezar, qué contar…La realidad de un drogadicto que alguna vez dudo si era un escritor.

martes, 16 de septiembre de 2014

I


Tengo mi vida cayéndose a pedazos, desmoronándose. Es la sensación más horrible que el ser humano puede tener. Observar como todo se va desmenuzando poco a poco hasta que no queda nada. Apenas los cimientos de algo que una vez fue lo más parecido a un sueño que pude tener. Saben, discrepo de muchas cosas en esta vida. De casi todo diría yo. He basado mi existencia en la duda permanente, sin saber que la duda permanente en lo peor que te puede ocurrir. Imagínense, dudar de todo, incluso de ti mismo. Valiente camino escogí. Pasándome la vida cuestionándome cada una de mis acciones, desde las más simples a las más complicadas. Aburriéndome a mí mismo intentando decidir, porque el problema del que duda es que siempre se arrepiente. Ahí los valientes mandan y nosotros solo somos meros lamentadores, preguntándonos a nosotros mismos, ¿Por qué no soy así? Aunque en cualquier decisión la lamentación es segura, también es pasajera, porque como buenos dudosos olvidamos la duda pasada y casi nunca hacemos conexiones de ellas. Son tantas al cabo del día que sería imposible guardar relación con todas al cabo de más de un día. No habría cabeza que soportara eso. Pero, ¿qué pasa cuando una duda, una lamentación de tiempo atrás, resulta tener conexión con la misma lamentación que posees ahora?

Los dudosos lo tenemos claro, ahí tenemos un error. El error es lo que te marca los giros en la vida. El equivocarte es torcer un calle, doblar una esquina, saltarte el semáforo, coger un camino o dejar otro, el error es lo más parecido a vivir que tenemos. Claro, es sencillo, un error puede significar una vida o solo un instante hasta rectificarlo. Pero, ¿y si el error no se puede rectificar, si siempre se queda ahí, si la misma vida no te ofrece otro asalto? 

jueves, 11 de septiembre de 2014

Darling

La soledad de los Domingos se convierte en monotonía los Lunes. En despertadores que suenan, te desvelan y hacen que habrás los ojos. A la sensación de frío cuando sales de la cama en invierno y a dolor de vestirte cuando aún no salió el sol. Miras el café salir como el que observa la vida pasar, esperando a que caiga la última gota. Recoges todo, revisas lo que representa tu existencia en el mundo y pisas la calle. Con esa angustia del invierno, con ese sudor del verano, y encaminas el día a ser productivo, a generar el medio de sustento de tu vida, a ganar dinero para comer y pagar tu techo. Desempeñas tu función, que dura ocho horas, el tiempo que gastas en vivir al día siguiente, la parte hipotecada de tu historia o simplemente la devoción de la misma. Dedicamos más de la mitad de la vida a sostener la que nos sobra pero aun así, siempre encontramos esa chispa, ese sentido, ese extraño sentimiento de felicidad que es el responsable de que todos los días suene el despertador.

martes, 9 de septiembre de 2014

Una música de cualquier parte.

Asistimos impasibles a la reducción más cruel del ser humano, a la caricatura más rocambolesca que se percibe en la sociedad. La gente se desprende de los valores básicos y consume los de fin de semana. Ya no quedan principios, ni ideas, ni genialidad, posiblemente porque alguien los compro y ahora comercializa con ellos. Los pensamientos no son propios, ni si quiera son inventados sino que los consumimos prefabricados. Y entre tanto, se va perdiendo la chispa que hace estremecerse al cerebro, las inquietudes no duran más de un segundo y el amor ya no se hace, se vende en la barra de los bares. ¿Qué queda para los demás? ¿Qué quimera debemos realizar para volver atrás? Mientras tanto, los días se vuelven más nublados, la tristeza se choca contigo al salir del metro y las ganas de volar se quedan perpetuas en el aire.  

viernes, 5 de septiembre de 2014

Sombras de un camino

Se abre la puerta y aparece tu figura inundada de penumbra. En el marco de la puerta se reflejan los leves destellos que la luna posa en tu cara, la providencia de alguien que te puso en mi camino. En ese momento comienzas a danzar suavemente, a revolotear como una mariposa sin orden ni sentido, sin causa ni motivo. Luego avanzas hacía mí, tan lentamente que mi retina alcanza a congelar la imagen en fotogramas de menos de un segundo, a percibir cada paso de baile, cada detalle oculto. Por fin nuestros campos de seguridad chocan, hacen fricción simultánea y de una caricia borras las barreras. Limitas el tiempo de los actos, el momento de que tu ropa caiga al suelo y hasta marcas la pauta. Apareces ante el creador cuando tocas el cielo y con una mirada de aprobación saldas la deuda. Una mezcla de divinidad, de especificidad corporal, de algo que no termina de ser el todo humano. La belleza de los gestos, de los detalles, de esas cosas insignificantes que siempre pasan desapercibidas por los cien mil ojos que observan a diario. 

jueves, 4 de septiembre de 2014

Un mantra absurdo

Abusamos de los verbos inconexos entre las risas y las sonrisas que nos produce su sonido. Bajamos por las escaleras de la contradicción y nos dimos de frente contra los pensamientos impuros. Corrimos en busca de una salida, de una puerta que alumbren neones verdes, de una ventana que se cierra o un agujero que se abre. Fue todo tan deprisa que nos vimos mirando a la nada, envueltos de verdades a medias, de sensaciones extrañamente placenteras, rodeados de vida. Mientras, en el otro extremo, muchos mueren de ganas y nos saludan desde el espejo. Abajo el suelo, arriba el cielo y en medio una catarsis absurda. La felicidad que siempre se nos une y acaba pagando una ronda.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Otro sueño que se va.

Hoy es uno de esos días que te alegras de haberte levantado, de respirar, de darle una oportunidad al olvido, uno de esos días en los que el café sabe a café y las tostadas no se han quemado. Pisar la calle y sentir que la suela no se desgasta, que el panorama es un mosaico compuesto de mil detalles, de mil historias y de solo una percepción. Avanza las horas y no despiertas del sueño, de esa realidad que hoy, precisamente hoy, parece diferente a todas las anteriores. Te llega ese aire de medio día, las casualidades te sonríen y te toman el pelo. Coincides con las caras que tenías en mente y saboreas un momento de placer, una conversación deseada, una simple mirada cómplice. Termina la jornada con la puesta de sol que te guía en mitad de la urbe, con una melodía que te llega de no se sabe dónde, con las caras de felicidad de una pareja que se cruza y mira con cariño.

Acabo el día abrazado de prestado, soñando con que el momento no se acabe, con que las noches sean eternas y el cigarro innegociable. 

martes, 2 de septiembre de 2014

Solo los solos

Ya solo quedan las nota sueltas que van haciendo escalas y formando melodías cuando se rozan. Ya apenas se nota el olor de la primavera cuando tocas la calle. Casi ni se siente uno mismo al respirar, al tomarte a sorbos pequeños la vida. Pienso en las tormentas que golpean los cristales, en el granizo cayendo en la alfombra, o en alfeizar de la ventana. Me llena de orgullo y satisfacción, eso se oye desde el televisor, mientras las avenidas se comen el tráfico, los edificios engullen la tierra, las ventanas se multiplican y yo sigo esperando a que algo caiga del cielo. Una oportunidad, una esperanza, una de esas señales apocalípticas que me digan que toda va bien, porque al fin y al cabo, nunca está demás que te lo diga otro. 

domingo, 31 de agosto de 2014

SH

Tiraste de mi cadena y mi corazón se comió toda esa mierda pseudo romántica que a tu cuerpo le sobraba. No importo el tiempo, ni las experiencias, ni mucho menos la dedicación a construir un castillo de arena que de un leve roce hiciste añicos. Tampoco pesaron los silencios que llevábamos a la espalda, ni que te pusiera mi hombro cada vez que llorabas. El frió tampoco nos aguantó y el calor hizo que te alejaras un poco más. Ahora llega la primera y me da pereza salir a oler a flores, a ver como otros que no somos nosotros se quieren y lo publican a los cuatro vientos, a sentir que ya no siento nada. Ni si quiera la lastima del momento, la tristeza del hecho, a darme cuenta de que no puedo contenerme las ganas de llorar. 

miércoles, 27 de agosto de 2014

Aquellos maravillosos años.

Estaba tan harto de perseguirte como de seguir un camino que nunca tiene fin. Se detenía en las avenidas céntricas con la esperanza de que cualquier esquina, recoveco o callejón le teletransportara al umbral de su puerta. Era una búsqueda que no tenía fin o un fin que no tiene búsqueda. Más tarde comenzaba a echar a suertes la dirección, a jugarse el sentido por los bares y esperar que la señal que nunca apareció se manifestara allí y ahora. Pasaba el tiempo libre como el ocupado, intentando encontrar un atisbo de posibilidad, un hueco de realidad que le dijese que no se equivocaba, pero como siempre, todo era en vano. Ella andará haciendo la vida polvo, exprimiendo los momentos y renovándose. Saltando sobre los problemas, quitándose las penas con sonrisas y regalando besos a los que carecen de ellos. Ella que siempre fue mucho más que él, ella, que ahora eres tú. 

lunes, 25 de agosto de 2014

El nombre de la vida.

Exiliamos la vida a las esquinas de la cama porque allí era el único lugar donde nos aguantábamos. Improvisábamos y sorprendentemente salía bien, aunque el resto de mundo fingiera que nos equivocamos. Siempre nos gustaba nadar a contra corriente, correr hacia arriba y perdernos por los recovecos de la soledad. A veces no nos dábamos cuenta de que se nos iba el tiempo, de que las formas geométricas no nos acompañaban y nos dimos la espalda para no reconocerlo. Luego comenzó la época glaciar, donde congelamos la imagen, pusimos el pause y nos dispersamos. A los segundos el arrepentimiento era demasiado momentáneo para ser real, poco creíble o bastante preocupante. Ninguno de los cuadros se movió y nosotros ya le habíamos dado la vuelta al mundo tres veces, estábamos pasados, con las puntas romas e incapaces de abrazarnos. 

domingo, 24 de agosto de 2014

Los domingos son para llorar.

Siempre se quedaba con esa sensación de pérdida en el cuerpo, de vacío que parece que nunca se llenará. Le faltaban las agallas para enfrentarse a los domingos, a las tardes mirando al techo en el sofá y a la necesidad que lo devoraba por dentro. Ese imperioso impulso que le recorría el pecho, que lo apretaba haciéndole que le faltara el aire y no pudiera respirar. Porque sabía que se iba, que posiblemente nunca regresaría, que si lo hiciera seria por obligación y no por placer. Porque en parte se menos preciaba, tan callado, con tan poco que dar, tan plano y simple, transparente como los cristales de las cafeterías. Y sabía que ella era complicada, un tesoro que cuando se encuentra ya no se suelta, un deseo que te concede una estrella, una gota de agua en mitad de un desierto, un alma que vive libre y sin dueño.
Miraba las grietas blancas de la pared recordando los momentos que se quedaron en su memoria. Ese paseo por ninguna parte, aquella puesta de sol desde un paseo cualquiera, las copas en una de esas terrazas de verano y alguna que otra borrachera esporádica. Luego miraba al suelo y se resignaba, se daba cuenta de que si volviera no podría hacer nada porque se volviera a marchar. Comprendió súbitamente que los momentos se disfrutan, se aprovechan y se recuerdan, el resto, está aún por jugar. 

Mi patria financiera.

Valoramos las acciones, las subidas y bajadas de la bolsa, las cotizaciones a alza o a la baja y hacíamos un all in aleatorio. Por nuestras manos pasaban algo más que papel tintando, algo menos que dignidad plastificada, quizás solo trabajo y sudor. Nos movíamos en una jungla opaca que se regía por las leyes de la oferta y la demanda, del más y el menos, del tú o el yo. Con solo pulsar un botón, destruíamos la economía de Guinea y rozar otro, tambaleamos los cimientos de la sociedad. Por méritos propios o cedidos nos hicimos invisibles a los ojos de los normales y solo visibles ante la pantalla de un ordenador. Nadie conoce de nosotros más que nuestros salarios, nuestros trajes o nuestras visas. La realidad de que algunos den leche a su gato y otros puedan dársela a sus hijos. 

sábado, 23 de agosto de 2014

La caja de los recuerdos.

Esas ganas de cambiar el mundo de sentido, de situarlo en su lugar y de darle la vuelta a la vida. Saltar por las ventanas y acabar en el sitio adecuado, por simple fricción, sin que salten chispas. Ubicarte en mitad del camino para observar detenidamente como se consume imitando a un fósforo que se le acaba la madera. Explotar las verdades y dinamitar las mentiras, que los trozos salpiquen a los que corren y ahoguen a los que se quedaron a ver el espectáculo. Mera condición de autodestrucción, de instantes que sobran, de minutos que ojala se convirtieran en años y de sueños sin cumplir. 

miércoles, 20 de agosto de 2014

Al fallo.

Cuestionamos las dudas sobre la verdad como si las respuestas se quedaran incompletas. Por azar, configuramos un universo paralelo donde la razón no tiene cabida y seguimos anclados en los globos y los payasos. Las siestas existen pero solo para algunos. Creamos sueños que nunca se realizan y siempre nos pega la puerta en las narices, como aviso para que despertemos, o quizás para que espabilemos. Te atropellan los sin sentidos, no piden ni disculpas y se largan a toda prisas. Las risas salpican a los demás, que intentan huir pero la realidad no les deja. Bloqueamos la inteligencia, porque en la ignorancia se vive mejor, pero se muerte antes. A veces suspiramos y miramos el reloj, deseando crecer y cortar las raíces, luego nos damos cuenta de que no somos nadas sin ellas. 

lunes, 18 de agosto de 2014

Algo de hipersensibilidad.

Cumplimos las expectativas a media, nos faltaron segundos y nos sobraron hechos. Ya saben lo complicado que es, y si no lo saben se lo imaginan. Luego los instantes aparecen difuminados, los momentos borrosos y las gafas ya no se empañan. Las semanas dicen adiós con el pañuelo al aire, como si las despedidas no tuvieran precio. Ya no se para el tráfico, ni si quiera el tiempo. Todo es demasiado deprisa aparentando vivir en un mundo rebobinado, desbocado, o a saber que adjetivo calificativo. Las ganas decrecen, las alegrías son contadas y esa extraña sensación de fin la untamos a las tostadas por las mañanas. Llegan como aviones esos recuerdos de juventud, esa vitalidad de niño, esas ganas de seguir andando un camino que se ve que acaba. Y ya, nada sabe igual, ni la cerveza fresca ha medido día, ni el cigarro con el café, ni el mismo chiste mal contado, ni los desajustes del día.

martes, 12 de agosto de 2014

La botella en el mar.

Contaba las olas que venían hacia mí y les restaba las que se iban. Le sumaba la espuma, la multiplicaba por la sal y la dividía por la suciedad. Unía de dos en dos las sombrillas, le quitaba los impares y le hacía la raíz cuadrada. Repetía la acción cada verano, de cada año, de cada lustro que pasaba sin ti, y no sé por qué el resultado nunca eras tú.

miércoles, 6 de agosto de 2014

Si la cosa no funciona.

El milagro nunca llego, la oportunidad nunca se dio. Casi fue una condena a creer en Dios y una contradicción personal. Ya ni recordaba los rezos que se habían inventado para calmar mi alma alcohólica y mis ganas de quemar mis agonías me consumían. Sobrevivía a base de parábolas, de moralejas y de milagros no consumados. Me impuse la disciplina sagrada, la misma que viole tantas veces como mis huevos me permitieron. Los templos tampoco ayudaban, las feligresas llevaban las faldas demasiado cortas y el confesionario se me antojaba demasiado profano. El 5 contra 1 me extasiaba y los orgasmos eran trozos de cielo en mi mano. Acabé como lo hacen todos como yo, a las 6 de la mañana, de putas y con coca en la nariz. 

martes, 22 de julio de 2014

Felicidades.

Recuerdo como la recorría desde los pies a la cabeza. Dejando entrar el aire entre mis dedos y su piel, jugando a no llegar al final nunca. Sentir su respiración aumentando proporcionalmente a medida que mi contacto con ella crecía. El tacto suave de la seda se quedaba corto y mis miedos a romperla, a terminar con el momento o a que no se hiciera eterno rondaban mi cabeza. Su miraba, sus ojos se clavaban en mis movimientos, examinando hacia donde andaban mis manos. Acercar mis labios y darle el primer beso en su ombligo, perderme en los recovecos de su cuerpo, inundarme en su cuello y palpar sus escalofríos. Los actos reflejos completaban la función y lo mejor era que me apretaras las manos, demostrando que el fin es relativo y que si aprietas fuerte, notaras como yo también lo hago.   

Conexiones fallidas.

Se me cogió un pellizco al estómago, una de esas sensaciones de dolor momentáneo y molestia permanente. Esa imagen trastoco el mundo que tenía dibujado en la pared. Las pinturas empezaron a despegarse, saltar al suelo y salir corriendo. Los contornos tiraban con fuerza para desensamblarse con la única esperanza de que la caída fuera lo suficientemente leve para poder levantarse. Los matices valoraban opciones, contemplaban posibilidades y le daban minutos al reloj. Un segundo más hubiera sido una vida menos. Desde la cuerda, giramos la tuerca y no salió agua, la felicidad ya corría a borbotones. 

lunes, 21 de julio de 2014

Rebajas en enero.

Saltabas por encima a las damas, de cuadrado en cuadrado, de esquina en esquina y encontraste la pared. El golpe fue tan grande que perdiste la referencia, el norte y hasta la vida. Te saliste de ella y acabaste en otra por accidente. Andabas rara, desorientada como el refrán que no tiene sentido ni moraleja. Los sentidos no eran los mismos pero merecían la pena. El tacto se movía, los reflejos eran el pan de cada día. La luz te aclaro. Ahora practicas el autónomo, en piloto automático y sin manos. Apelaste a la libertad tan a pecho que el roce te oprimía, te apretaba. Tanto para acabar encadenada a la nada. 

Sin peros.

Aguardaba el final del espectáculo. Estaba en medio, mientras se lanzaban preguntas sin respuestas desde ambos lados. Las cuestiones se peleaban a capa y espada y las chispas me salpicaban. Los interrogantes sacaban las pistolas y las respuestas se escondían para no recibir los balazos. Una guerra intelectual sin aparente ganador, un conflicto sin motivo ni razón, un problema sin una solución visible. Ante la escala de violencia las disculpan no solucionan nada y rezar no ayuda. Bajamos a por hielo y seguían sonando las interferencias.

jueves, 17 de julio de 2014

Alcoholismo.

Me quedo absorto mirando como los hielos del vaso se van haciendo agua, mezclándose con el alcohol y disipando el gas. Las luces de este tugurio se están casi apagadas y solo quedo yo en la barra. El camarero termina de barrer y me increpa para que me vaya. Yo, sigo buscando el fondo del vaso, con la ropa del trabajo me rebusco el último cigarro y le digo que me llene para poder disfrutarlo. Su mirada refleja lo que soy, lo calca a la perfección y como buen psicólogo me concede mi deseo.
-          Gracias, hoy lo necesito más que nunca.
-          ¿Tan mal ha estado el día hombre?
-          A decir verdad, no sabría responderte a eso. Mis días son reflejos de luz en un cristal que se van sin pena ni gloria.
-          Con esa respuesta poco puedo ayudarte.

-          Échate una copa y compartamos esta preciosa soledad.

martes, 15 de julio de 2014

Llueve en agosto.

Era un placer verla bailar sobre el alambre. Colocar cada pie sobre el vacío con el cuidado de un orfebre, con la delicadeza de una sonrisa espontanea. Jugaba a dejarse caer, a irse para no volver. Pronunciaba la leve melodía del tiempo con cada movimiento sutil de su cuerpo. Hacía piruetas enseñando los dientes, disfrutaba con el riesgo, de una forma tan espontanea que parecía su forma de vida. 
Yo la veía disfrutar, sentirse bien consigo misma. Ser ella y quitarse los complejos de la piel. Era la expresión de la felicidad, la palabra alegría o la definición de perfección.

domingo, 13 de julio de 2014

La última y lo tiro.

Despido el día en el alfeizar de la ventana mirando como la levedad del tiempo nos atrapa y nos engulle sin escapatoria para nosotros. El humo difumina los colores más vivos que se reflejan contra la ventana y mi cabeza inevitablemente se mueve aun por las lindes de tu pelo. Siento de casualidad el tacto áspero de tus yemas sobre mi piel, lo uno con otra casualidad y comienza mi bucle de pensamiento. Intento centrarme en el ruido exterior como medio de desintoxicación, simulando despegarme de ti, aunque sea que te quedaras impregnada como el olor del tabaco a mis dedos. Apuro lo que queda de nicotina y se me suceden imágenes, como flashes de discoteca, bloqueo la emoción mientras cierro la ventana.


Suspiro, se va otra noche y tú sigues aquí. 

2 más el descuento.

Pues bueno, no queda mucho más que cerrar la puerta y echar la última mirada atrás, esa que tiene siempre un poco de nostalgia y de mala leche. Todo tiene su momento, o todo momento su circunstancia y pese a querer inmortalizar alguno, son todos efímeros. Los especiales se te quedan en la memoria, pero solo un parte, tu percepción de ese momento, no el momento real. Por ese motivo siempre me quedo a medias recordando el final de nuestros polvos, o esa sensación de satisfacción y acabar rendido a tus pies, o por ejemplo el final de un te quiero que salía de tus labios. 

martes, 8 de julio de 2014

Pluto y sus compinches.

Antes era un poeta, un genio de la palabra que todos adoraban por mi fina prosa, mi lírica impecable, mi habilidad imaginativa y mi increíble capacidad adaptativa. Ahora soy un simple drogadicto, el desecho más grande que esta sociedad puede criar y luego repudiar. La gente descambia mis libros, devuelve mis poemas y quema mis dedicatorias. Ahora no me piden favores, ni colaboraciones, ni siquiera me invitan a esos foros de intelectuales de los que antes las invitaciones me llenaban mi buzón. Ahora dicen que soy un alma echada a perder, un borracho que se pasó con la dosis y se convirtió en alcohólico. Los medios me criminalizan y me asocian con los sectores más radicales de la sociedad, me insultan en esas tertulias de sabelotodo, donde acuden los que van disfrazados a diario para despotricar de como un genio literario se volvió un inculto frenético. Me imputan delitos de desorden civil, crímenes contra la verdad y hasta algún asesinato sin sentido.

Todo esto tiene un motivo fundado, dije la verdad y eso pone nervioso a los que mandan, pronto empezó a trabajar la maquinaria propagandística y al día siguiente no era nadie. Es curioso, algunos dicen que vivimos en democracia aunque yo sigo pensando que en lo que vivimos es una plutocracia. 

lunes, 7 de julio de 2014

Malditos lunes.

No sé si caer, rendirme o saltar a la nada pero esta sensación de necesidad no se va. Se queda pegada a mí como el cáncer que te mata o la resina a mis dedos. Abarco desde el momento que nos rozamos hasta la última mirada que coincidimos y no se me pasan las ganas. Intento romper con la monotonía que establece el reloj y hacer cambios de velocidad para que esto avance y aun así no hay quien lo mueva. Me queda la duda, la penumbra de la sospecha y la angustia de la certeza, de lo que me duele llevar la razón. Por eso mismo intento que mis pensamientos no hagan conexiones, que unos no rocen con otros y se hagan ideas imparables, domingos de resacas emocionales o peor aún, oportunidades perdidas.

domingo, 29 de junio de 2014

El pequeño insular.

Hoy voy a permitirme el lujo de contar una historia un tanto peculiar de un buen amigo, que se fue, volverá y se volverá a ir. Un tipo bastante peculiar sin duda, al que le perdían el alcohol, la comida y fundamentalmente las tías. Curioso era verle bailar en las discotecas con su pose de seductor que era el centro de las miradas, femeninas por supuesto. La gran diferencia entre él y el resto, era su capacidad camaleónica para adaptarse a cualquier ambiente. Con la conversación precisa, la broma justa y la sonrisa adecuada pasaba como uno más en los múltiples estilos que alberga nuestra vida moderna. Creo que el ser insular le otorgaba un plus respecto a los demás. Dispuesto siempre, activo a veces y cachondo por naturaleza. A veces entrabamos en debates sobre la isla y la península, los forasteros y los autóctonos pero siempre llegábamos a la misma conclusión, vivir en una isla es peligroso, sabiendo que los polos se deshielan y una ola de más de 100 metros es bastante probable. El caso es que de vez en cuando suena el teléfono y cuando lo cojo se escucha al otro lado: Si me acerco a tu boca y te invito a una copa, ¿Qué me dirías? Y yo respondo, que se empañen los vidrios y las reglas que goses.

sábado, 28 de junio de 2014

Los jardines amarillos.

Malgastamos el tiempo. Invertimos todo a la triste realidad y lo perdimos como preveíamos. Agotamos las convocatorias esperando a que la de gracia nos solucionara la vida, y sin darnos cuenta lo que conseguíamos era empeorarla. Nos hacíamos adictos a lo que fuese por el mero hecho de no ser conscientes. Primero al aire, luego al agua y por último al amor. Pretendíamos llegar por encima de los demás pero nos dimos cuenta de que estar encima no significa ser mejor. Que abajo se vive y arriba se sueña. Las ideas se nos convirtieron en granizos en la cabeza y el viento intentaba que el impacto fuese más duro. Tomamos la salida de emergencia sin mirar atrás, convirtiéndonos en caricaturas de nosotros mismos, en desconocidos con conocimiento, en imanes que se repelen. Acabamos borrachos, como dos enamorados, recordando cuando nos drogábamos. 

viernes, 27 de junio de 2014

Una pequeña parte de mi.

La paradoja de vaciar tu vida de contenido y llenarla de risas. La tarea de hacer de cada día el único motivo para que llegue el siguiente. La obligación de ser feliz y la necesidad de lograrlo. El compromiso conmigo mismo. El ansia por saber, entender y comprender. El éxtasis de un beso. La complicidad de una mirada. El sobrevivir como habilidad innata. La amistad como valor y el odio como recurso. La melancolía como estado y la tristeza como ánimo. Mi madre como símbolo y mi padre como bandera. La confianza para levantarse. Y sobre todo, el saber que nada fue en vano.

miércoles, 25 de junio de 2014

Vocab

Fue un atraco a verdad armada. Me destruyo los argumentos en dos palabras; es mentira. Mi ingeniería explicativa construida por fina estructura y buena retorica quedo al descubierto en dos palabras. Fíjense, la acusación que salió de su boca hubiese sido suficiente como para enzarzarme en una trifulca dignas de tertulias televisivas de sábado noche. Pero allí estaba yo, sabiendo que ella decía la verdad y que a mí no me quedaban excusas para justificarme. Antes de irse me dijo – Si no me quieres dímelo, no necesito un palabras vacías que justifiquen que se acabó. Giró la cabeza y comenzó andar, por mi mente revoloteaba la respuesta –Si te quiero, pero tengo miedo a que sea de verdad. 

Quimera liberada.

Y mientras todo sigue fluyendo, corriendo a un ritmo despacio pero constante, la autodestrucción de lo que hay fuera es preocupante. Cada vez el sol se va antes, el invierno viene más tarde y los veranos acaban en noviembre. Algo cambia, se nota, todos los sentimos aunque la mayoría mire hacia otro lado. Nos afecta, nos transforma en seres cada vez más apáticos, incapaces de criticar y sin ilusión. La desconexión de muchos, las mentiras de otros y sobre todo la captación silenciosa de la televisión nos está matando. Nos han hurtado la personalidad, las ideas, los sentimientos, nos han robado la vida. Esto lo percibe un tanto por ciento bajo de la sociedad, aquellos que no encienden la televisión mecánicamente, aquellos que leen y se preocupan por saber en el mundo en que vivimos. Los que son conscientes, esa minoría activa que da collejas a la mayoría apática para que no se quede dormida. Los que se indignan, los que protestan y sobre todo, los que no se creen las mentiras. Esos individuos son la única esperanza de un sociedad llena de vicios, de un sociedad como la nuestra por ejemplo.

martes, 24 de junio de 2014

Gota a gota.

Las piedras en el camino son cada vez más grandes, tantos que cuenta más rodearlas que saltarlas. Me quedo a mitad siempre y no termino de lanzarme por miedo a caer. Luego hago política de la vida cotidiana, negocio y busco consenso donde el conflicto es la única solución. Apretó el reloj con la intención de que todo vaya más lento y que la angustia se quede para siempre. Pero no, se va, porque siempre sale el sol. Por mucho que llueva, siempre para, y en los charcos se vuelve a reflejar la luz. Así sigo recorriendo el camino, mirando constantemente a todos sitios, con miedo de que aparezcas y las ganas de correr no se me quiten. 

domingo, 22 de junio de 2014

Entre tejas y arcenes.

La estupidez más insignificante del mundo acabo llenando mi cuarto de formas irreconocibles que me obligaban a mantenerme quieto. La mayoría de ellas eran de colores, y mutaban por segundos, cambiando aspecto, color y forma. Había pocas grises, que permanecían inmutables, tanto de color como de forma. Creo que eran ellas las que mandaban sobre las otras, una especie de comandantes desconocidos que tenían un ejército de colores. Mientras rebotaban de una pared a otra de mi habitación iban destrozando todo a su paso. Como si quisieran limpiar mi vida, hacer una reseteo de niveles superiores. Acabaron con las cosas más reconocibles de mis cuatro paredes. Se llevaron la ropa, me quitaron mis libros y me dejaron los folios en blanco a modo de burla. Antes de desaparecer me dieron una lección, la sonrisa con la que se marcharon fue la moraleja.

sábado, 21 de junio de 2014

Inserta un problema.

Te revoluciona la vida. La coge, la cambia y se va. Capaz de obligarte a soñar sin olvidarte de la realidad y matar las horas ya muertas. Asomarte a un precipicio con la sensación de que la caída es más real que la de la misma realidad. Perfectamente estructurado, o a veces desordenado, poco un importa cuando es bueno. Nunca te deja tirado y te acompañara hasta que tú prescinda de él. Realmente, nada inerte es capaz de enseñarte tanto, bienvenidos al planeta lectura. 

viernes, 20 de junio de 2014

Thailand

La luz que entraba por la ventana hacía brillar tu piel morena tendida en la cama. Los primeros rayos de luz te iluminaron la cara nada más salir el sol. La felicidad pegaba a la puerta y yo no me daba cuenta porque me quedé absorto mirándote. Los buenos tiempos nunca se reconocen mientras los vives, solo te percatas de ellos cuando los echas de menos. Y pasan los inviernos, las primaveras y los sueños. Aparecen reflejos y se va muriendo poco a poco. Cambiamos y nos hacemos más niños, más inmaduros, parece que decrecemos o al menos yo lo hago. Buscando como entrar en el círculo de las casualidades donde la vida no para de sorprenderte.


jueves, 19 de junio de 2014

Resacas sentimentales.

Cuando te diga la verdad, lo que realmente pienso y he pensado siempre te daré cinco minutos para que la asimiles y luego dejaré que vomites todo en mi cara. Te obsequiaré con el placer de lanzarme tus suposiciones, acusaciones, verdades, sentimientos, creencias y toda esa basura que te conforman como persona. Ni me inmutaré, no moveré ni un musculo para que no te sientas perturbada en mitad de tu relato. Cuando termines te daré agua, porque posiblemente la necesites, llevas demasiados años guardando todo ese tipo de cosas y se te resecara la boca, suele ocurrir. Luego miraré como te marchas y esa noche, solo en mi cuarto, será la más tranquila de mi vida. Posiblemente porque me habré quitado de encima el peso más grande que jamás he tenido, tu. 

miércoles, 18 de junio de 2014

De esos.

-          Y tú, ¿también eres de esos? – Ansiosa por la respuesta saco un cigarro y lo empezó a desmenuzar con la delicadeza de un artesano.
-          ¿De esos?, ¿De cuáles?
-          Si, ya sabes a lo que me refiero – Migaba el cannabis y lo mezclaba con el tabaco mientras hablaba- de esos tíos que dicen y hacen lo que quieres escuchar con el único fin de follarte. Los pseudo románticos que hablan de Neruda, de Benedetti…esos sensibles de primeras. Los de la fachada que solo quieren cama y cuando la consiguen se piran. -Acto seguido termino de liarse el canuto y se acercó el mechero.
-          Pues no te voy a engañar, claro que quiero follar contigo, estaría loco si no quisiese. La diferencia es que yo si pienso llamarte al día siguiente.


A ella le salió una sonrisa casi involuntaria cuando lo escucho hablar y a él se lo comían las ganas de darle un beso.

martes, 17 de junio de 2014

Nos sobra el amor.

Sufro de trastornos habituales, es decir, mi cabeza se tira por el balcón y mi estado anímico la acompaña a diario. La escena es muy graciosa. Mi cabeza se queda en el filo de la barandilla ya amenaza con saltar por la mera emoción de sentir que ya no importa nada. Mi estado anímico dialoga pacientemente con ella y le ofrece todos los placeres de la vida. Le habla de la tranquilidad de los domingos, las puestas de sol en verano, una cerveza bien fría, esas risas que se quedan en el aire  y sobre todo el placer de sentirte vivo. Ella se lo piensa haciendo equilibrio, en definitiva jugándose otro trastorno. Mi pobre estado anímico entra en crisis, se viene abajo y se sube con ella, por un momento se enamoran y deciden saltar juntas. Yo observo los acontecimientos como el que ve el final de una película que se sabe. Cierro el balcón y abro una cerveza. Desde la cocina ya se les escucha gritar.

lunes, 16 de junio de 2014

Solo un día más.

Hoy más que nunca te echo de menos. Se me va gastando el cajón donde guardé las sonrisas que me prestaste y ya se ve el fondo. Tus fotos se van haciendo papel y ya no reproducen los momentos en mi cabeza. Empiezo a pensar que no vas a volver y que me tocará recoger los pedazos. A días voy asumiendo que el humo ya solo será mío y que la razón a medias no la volveré a disfrutar. Aunque sin duda lo peor es cuando caigo en la cama. Casi he olvidado a que sabes y como hueles pero no podré borrar tus abrazos cuando tuvimos miedo, tus ojos antes de dormir y las lágrimas cuando me dijiste adiós

sábado, 7 de junio de 2014

6 número de la suerte.

Hacía la luz con un chasquido y ahora solo hay oscuridad. La extraña sensación de que el tiempo pasa y no avanza. Encuentro a diario migas de momentos repartidos por el día, camuflados en sonrisas extrañas y algún que otro cuerpo desnudo. La imaginación que no da tregua a una desesperanza, esperanzada en que me quede algo que contar en los bolsillos. Pero pasa, y sus sonrisas se me mezclan con alcohol y cola por las venas, con el amargor más profundo de mi cabeza. Sumerjo los pocos euros en agua para decir que son papel mojado y pierdo, porque siempre lo hago, las ganas de levantarme sin que huela a ti entre mis sabanas. 

martes, 3 de junio de 2014

R de Revolución.

Dejaron entrar un pequeño hilo de luz que se reflejaba en los trozos de los espejos rotos. Haciendo añicos la verdad inculcaron la mentira como moneda de cambio entre los individuos. Nos quitaron la realidad y se inventaron una paralela, donde los problemas son minoritarios, redujeron el conflicto a historia y nos dijeron que podíamos vivir sin solucionar el pasado. Encendieron la maquinaria y corrió como la pólvora el rumor. Mientras brindan, el sonido de los contenedores nos recuerda que el tiempo del hambre ha vuelto, mejor dicho, no se fue. Y entre una y otra pantomima sigue fluyendo el río, esfumándose el dinero y perdurando los privilegios. Lo decía Galeano, los nadie.
“Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la
Liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica
Roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.”
Eduardo Galeano.

sábado, 31 de mayo de 2014

Neura 1



Antes de entrar por la puerta cada mañana me trago la vergüenza, con un poco de agua, sino es imposible que baje. Me doy tres toques en el pecho como señal de convencimiento, de reafirmación moral, que realmente es inexistente. Presumo de capacidad explicativa, de claridad de palabra y de decisión a la hora de actuar. Esas son las mentiras más comunes de mi catálogo de falsedades, he tardado en confeccionarlo. Interpreto la vida de otra persona, de una que yo mismo me invente. Una fachada confeccionada a medida, hecho para que todo encaje. Realmente mentir no es tan difícil cuando dejas tu vida en casa.

viernes, 30 de mayo de 2014

Algo más que química.

Rebosaba de hipocresía la sonrisa de sus labios rojos. Se veía a leguas que mentía descaradamente, que ni yo era diferente, ni ella única. Jugaba con los dobles sentidos como un profesional y utilizaba la estrategia mejor que cualquier aficionado. Era una partida de ajedrez, un movimiento en falso podría ser el principio del fin, pensar no era deber sino obligación. La pajita mordida entre sus labios era el signo de nerviosismo. Los nervios del que se ve campeón y no encuentra el momento de celebrarlo. Yo utilice la mirada del vencido y simule la tristeza del que pierde, solo por ver tu reacción. Luego te bese y se te rompieron los esquemas. 

viernes, 23 de mayo de 2014

Las frases que te salvan del desastre.

Oigo los pasos a mi alrededor, como andan hacía mí. Aunque este en esta habitación vacía no intentare engañar a mi cerebro con alucinaciones. Aguardo el momento en que el sonido sea claro, conciso y notable. No quiero que me culpe de alteraciones inimaginables, ni que cuestione mi criterio a la hora de auto juzgarme. Mientras que llega, tiro las horas por la ventana y noto que se revientan contra el suelo. Veo como sus minutos corren despacio a través del asfalto uniéndose como un río y sus afluentes. Instantes que marcan una vida, un modelo de desarrollo, algo más que simple fachada. Algo tan profundo, como lo que hay detrás del humo. 

martes, 22 de abril de 2014

Costeña

Me levanto del sillón, abro la vitrina, saco la cinta y comienzo a rebobinarla. Introduzco el lápiz por el círculo y empiezo a girar. Siempre se me para en los mismos trozos de película. Observo los fotogramas con una sensación indescriptible, con esos gestos que no tienen nombre. Me devora la desidia, me parte y me engulle. Como flashes aparecen las imágenes porque lo demás no lo recuerdo. Un poco de olor por allí, algo de sabor por aquí y las sonrisas besándome la razón. Ese es el momento en que la depresión me pega en la puerta y se sienta a tomar café con mi agonía. Luego no me queda más remedio que echar todo al fuego, aunque nunca soy capaz de tirarlo del todo. Por suerte, lo rescató antes de que se extingan. Sigue rebobinando. 

domingo, 20 de abril de 2014

Caos.

Me asomo a la ventana deseando ver cómo se va derrumbando la realidad. Esperando a que caigan los colores, se evaporen los contornos y se diluya el panorama. Contemplo relajado los cascotes por lo que queda de suelo mientras los últimos creyentes apelan a su dios. Corren, gritan, rompen, roban, saquean. El caos, simple y puro, tiene algo de orden.

viernes, 11 de abril de 2014

SNR

Me quito el sombrero todas las mañanas y lo cuelgo del árbol. Dejo caer la misma hoja a diario, observando cómo se balancea cual pluma de oca. Luego exprimo manzanas y se las vendo a los pobres por maravillosas sonrisas. Alcanzo el medio día subido a la azotea más baja, divisando de cerca la normalidad pasmosa de quien no tiene nada. Por las tardes tomo té y café juntos, pero no mezclados. Resuelvo crucigramas cuando oscurece y siempre encuentro la misma palabra, capullo, nunca falla. De noche me quito los miedos y los dejo en el balcón, no me gusta que huela la casa. Ante de dormir siempre hago humo, es el mejor momento del día. 

jueves, 10 de abril de 2014

1004

Una vez me propusieron hacer algo nuevo, algo que nunca se hubiera hecho antes. Tras todo el recorrido que lleva este maldito mundo desbocado, son verdaderos genios aquellos que se sacan de la manga algo nuevo. Algo que nadie pensó antes, he ahí donde reside la originalidad, la creatividad, esa chispa que hace que todo gire una vuelta más. Tras intentarlo, por activa y pasiva, me di cuenta de que quizás lo enfoque mal. ¿Arreglar lo viejo o inventarse lo mismo nuevo?

lunes, 7 de abril de 2014

Mal día.

Todo el mundo tiene miedo a perderse, a no encontrarse en mitad de la multitud que devora. Pánico a no saber a dónde va su vida al verse consumiendo días sin sentido. Sé tiene miedo a estar solo, a no tener a nadie con quién reír y llorar, a no poder compartir el momento y luego rememorarlo. No somos lo que hacemos a diario, sino lo que hemos hecho para llegar ahí. Lo que va construyendo tu vida son tus recuerdos, que se quedan en ti, que se escriben en tu libro o se graban en tu película. Cuando nos olvidamos de esto perdemos algo, lo desterramos de nuestra odisea y siempre se nos queda coja. Los recuerdos reviven a las personas que amarás mientras sigas caminando y enterrarán a las que tachaste de tu cotidiana rutina. Adoro demasiado recordar momentos, frases y situaciones. Es otra felicidad, la felicidad de recordar.

jueves, 3 de abril de 2014

Tu o Yo

Creo que había sido la situación más enrarecida a la que me enfrentaba desde que ocupaba ese puesto. Nunca es fácil tener que tomar una decisión por todos, ejercer la voz de mucho y cargar con las consecuencias, sean las que sean. Si te equivocas te crucificaran, si aciertas te aclaman. Ninguna de las dos opciones creo que sea legítima para mí. Nadie debe de tener tanto poder nunca, aunque por desgracia, es la práctica habitual. Estamos tan ocupados con nuestra vida, sus complicaciones, con sobrevivir, con comprar, con gastar, con ser felices…Que dejamos que otros decidan sobre nuestra vida por nosotros. Cuanto menos es curioso, cuanto poco estúpido. En todos estos pensamientos se hundía mi cabeza mientras los demás me exigían que mandara lanzar la bomba, que eran ellos o nosotros. Siempre son ellos o nosotros.

sábado, 29 de marzo de 2014

Martirio de mártires.

Cuando se planteaba el porqué de su equivocación encontraba fácil el origen del error. El momento en que una mala decisión altero la apacible paz en la que vivía, la tranquilidad que le rodeaba y esa bucólica pero agradable sensación de felicidad. Aunque claro está, nunca supo que fue feliz hasta que dejo de serlo. Casi a diario, muy frecuentemente, a cada instante, a cada foto, repasaba las palabras que salieron de su boca y lo condujeron a un desfiladero del que tristemente nunca habrá marcha atrás. Se quedó en la línea sin pisarla y aunque a veces intento saltar el muro, nunca se atrevió realmente a intentar escalarlo. Por eso opto por la vía fácil, la que todo el mundo tomo a diario, la que el mismo tanto había rechazado, repudiado e insultado a la cara. Hizo las maletas y se fue. 

viernes, 28 de marzo de 2014

Siempre vuelvo a esperar

Me pasaban las tardes debajo de aquel olivo mirando hacia la nada. Pensando cuando llegaría el momento en que todo estallara, en que el cielo se llenara de humo negro que me dijera que seguía ardiendo. A veces reflexionaba sobre los motivos y las consecuencias, sobre lo que pasa y lo que no sucede, sobre lo que se va y ya nunca vuelve. La razón rara vez me acompañaba a mi olivo y cuando lo hacía solo me llenaba la cabeza de pájaros sin alas que no paraban de picotear dejándome casi inconsciente. Cuando estaba a punto de anochecer me fumaba el verde y veía al humo marchar con el sol. Todavía hoy, veo a mis miserias yéndose con él. 

lunes, 24 de marzo de 2014

Observando el cenicero.

Me lo dijo desde el cenicero, que estaba harto de encerrarse y consumirse. Rozaba tanto el carbonato de calcio que lo desgastó de tal manera que se evaporó. Chilló tanto como Diego Rivera en el edificio Rockefeller, aunque él no defendía nada más que lo poco que le quedaba, que no era más que unas insípidas razones. Suplicó de manera angustiosa y melancólica que le perdonaran, que estaba harto de entregarse de manera sistemática al aburrimiento circular. De subidas y bajadas que acaban llamando a dios a través de la taza del váter y observando cómo le salía de la boca lo que ya no aguantaba en el pecho.

Acabo mirando a la desesperación, entre alguna que otra puesta de sol y demasiadas soledades, preguntándose el por qué debajo de la lluvia se veía todo más claro. 

sábado, 22 de marzo de 2014

Los Conciencias

Promulga el amor verdadero, cuando lo más parecido que ha vivido ha salido por la televisión. Utiliza el verso, la prosa y la fina estructura manía y preestablecida que tan absurda y vacía resulta ahora. Alguna vez me he preguntado si lo que dice lo llego a pensar, o mucho peor, si lo llego a meditar. Un mundo lleno de conciencias superiores se me antoja demasiado gracioso, demasiado patético, demasiado tuyo. Doble moral, doble conducta, doble rasero… únicamente pura fachada.


Hace poco comenté con un amigo el papel tan incipiente y creciente de los conciencias. Curioso la situación de los mismos, aquellos que promulgan de cara a la galería un alarde muy superior de moral a los demás. Esos que son los primeros en acordarse de los valores tradicionales cuando se cae Whatsapp, que te incitan a relacionarte y prescindir de ese arma de destrucción masiva que casualmente tiene más población suscrita que la mitad de los estados del mundo. Aquellos que te “abren los ojos” durante los momentos que el móvil se les queda sin batería, aunque no pueden salir sin el cargador del mismo. Al fin y al cabo, fieles de Android, iOS, Windows y demás dominadores del día a día de la mayoría del mundo, aunque los conciencias están por encima de ellos cuando no los tienen entre las manos.

viernes, 21 de marzo de 2014

Lo primero de la primavera

Ahora no acierto a darme cuenta cual fue el momento en que todo se fue. No me percaté de la última señal que nos llamaba la atención de esa forma tan silenciosa. Tampoco de lo que decían las paredes cuando no paraban de llorar verde. Fue tan yo, que me olvide de los demás y perdí la penúltima oportunidad que tuve. Me enrede en eso que llaman fantasía y hoy día sigo perdido por sus caminos. Algunos al darse cuenta de que no estaban preguntaron atónitos cual era el motivo de mi ausencia, pobres ilusos que no veían más allá de sus cortos anteojos. La mayoría perfectamente ordenada ni se dio cuenta. De todas formas, uno más que menos, nunca importo demasiado.

martes, 18 de marzo de 2014

¿Cuánto cuesta mi amnistía?

Aunábamos lo mejor de nuestra generación en una mezcla perfecta de rebeldía y formación. Las opiniones cambiaban tan rápido de lugar que a veces era imposible seguirlas. Fluían por el Consejo saltando de uno en otro, una verdadera cazuela de ideales cocidos a fuego lento. Planteábamos dudas que ayudaban a darlos cuenta de lo paradójico de la escena aunque nadie era verdaderamente capaz de solucionarlas. Se exprimía con tanta agudeza la razón que los argumentos eran casi irrebatibles, sin tener que apelar a instancias superiores. Toda esa armonía que conseguimos en meses de comunión consentida fue rota a golpe de balas y porras. Luego recordé lo que decía Roberto Iniesta, todos somos libres de hacer lo que queramos, vivimos en un país libre, pero ya sabéis que no os vea nadie.

lunes, 17 de marzo de 2014

Dimes y Retes


Todo el mundo sabe que existe, siempre lo supieron, se encargaron de que su existencia fuera conocida por todos. Contaron su historia tantísimas veces que llego un momento en que todas la sabían de memoria, de hecho, algunos exaltados comenzaron incluso a recitarlas. Era tal el fervor de todos con tremenda epopeya que decidieron ponerla por papel, previniendo astutamente el olvido colectivo. A algún listillo de tres al cuarto se le ocurrió que aquello podía ser un chollo bien mirado, así que convirtió la historia en fe. Poco después empezaron a instruir y enseñar su doctrina, hoy en día tienen de todo.

sábado, 15 de marzo de 2014

Post Imposible.

Siempre he coqueteado con la adicción. He rozado la cuchara impregnada de heroína con tanto deseo que asustaría. He degustado con sumo placer el dulce crujir de algo más que tabaco liado en papel. He sentido la emoción de aquel que gana apostando y la hostia contra el suelo de cuando se pierde todo. Me he caído del taburete implorando la última al camarero mientras él apelaba a mi escondido sentido común.

Aunque nunca supe que era verdaderamente la adicción hasta que topé contigo. Hasta que rocé cada parte de tu cuerpo y lo apreté contra el mío sintiendo más que calor. Hasta que nos obligamos a luchar por llevar la razón constantemente. Hasta que vivimos a la cuarta pregunta con la interrogación como testigo de lujo. Hasta que te miré a los ojos.

viernes, 14 de marzo de 2014

Bienvenidos al mundo del entretenimiento televisivo.

Buenos días, hoy vengo dispuesto a contaros lo que queráis oír. Da igual que sea o no real, que no lo piense o ni si quiera lo practique. Vengo dispuesto a llenaros la cabeza de una felicidad que estáis más que acostumbrados a recibir, esa que es efímera e instantánea. A llenaros de colores y estímulos tan bien prefabricados que su único objetivo es que se os caiga la baba, literalmente hablando. Muy parecida a la que os tragáis a diario por la caja de basura que encendéis al llegar a casa. Os ofrezco hoy lo que otros hacen a diario, os regalo un día de mentiras de esas que os coméis a diario con una amplia sonrisa en la boca.  Prensa rosa, desinformación, mundo del corazón, analistas programados ideológicamente, debates de basura, anuncios de ensueño, programas que ridiculizan al ser humano, otros que los estigmatizan, shows vergonzosos al servicio de una plebe más que inculta...

Bienvenidos al mundo del entretenimiento televisivo. 

jueves, 13 de marzo de 2014

Somos de Clase Obrera.

Era la noche más bonita del verano. El cielo estaba totalmente raso y las estrellas danzaban tan rápido como los dedos en un solo de Jimmy Hendrix. El barrio estaba en calma, como la mayoría de las noches de verano, la gente abre las ventanas para que entre más calor. Somos un barrio obrero, los aires acondicionados los vemos de lejos, en las casas de aquellos que si tienen dinero. Pasábamos en la azotea del bloque, apoyados en el tejado observando cómo se quitaban la vida aquellos que se la buscan de noche. Mirábamos atónitos a los gladiadores que el sistema condenó a matarse para poder vivir. Nunca hablábamos de las películas que nos tragábamos noche tras noche en la azotea, era demasiado cruel el hecho de verlo. Aun así, no imponíamos la tarea de verlo, de estar presente desde la distancia presenciando eso. Nuestro motivo era sencillo, debíamos ser conscientes de lo que el sistema hacía con nuestra clase, con gente que vivió en nuestros edificios, con gente que se crío con nuestros hermanos, gente a  la que obligó a prostituirse y venderse. Simplemente nos generábamos conciencia de clase. 

miércoles, 12 de marzo de 2014

Hoy más que nunca.

Estabas tan segura de ganar que cuando más atenta debías estar, empezaste a descuidarte. Te envolviste en tu propia seguridad, ajena y despreocupada a que quizás no era todo tan claro como tú lo veías. Dabas por sentado una especie de contrato en el que yo cedía todo, ponía mi alma a tu nombre y te entregaba la custodia de mí mismo. Estabas tan convencida de esa realidad, que nunca viste más allá de aquella situación. A medida que avanzaba nuestra extraña comedia de casualidades e hipérboles todo se volvía más claro. Todos sabían que lo iban a matar menos él, puede que esa sea la frase que defina un sinsentido que siempre acababa sin ropa. Parecíamos equilibristas en la cuerda floja, tensándola por diversión y haciendo malabares sobre ella por el único entretenimiento de verla romperse.
Al final se rompió, ¿Quién esperaba que no lo hiciera?

lunes, 10 de marzo de 2014

Edel

Me llamaron loco cuando creí que la vida es algo más de lo que vemos. Revolucionario cuando dije que quizás el fin no es prosperar, sino que prosperemos todos. Que debemos pensar en lo que generamos, no en lo que compramos. Cuando muchos que pensaban como yo se unieron a mí, nos dijeron que nos equivocábamos, que estábamos desviados. Generalizaron e inculcaron tan a fuego su interpretación de una cosa tan poco interpretable como la vida, que si no te encuadrabas en lo general, si veías que había más, estabas fuera. Nos relegaron a apelativos que descalifican nuestra interpretación y lo que realmente queremos vivir que nos anularon. En el fondo creo que nosotros tenemos la mala suerte de nacer en su mundo y no en el nuestro. 

domingo, 9 de marzo de 2014

Relaciones opacas.

Vivíamos de prestado, robándole los cuentos a los pequeños y las mejores historias a Valle Inclán. Sembramos tantas flores que cuando llegaron a florecer no conocíamos ni la mitad de ellas. Nos dábamos lo mejor de nosotros mismos los 19 de cada mes, guardado lo peor para el resto del mes. Era tan frenético, tan veloz, tan rápido, que cuando nos quisimos parar los frenos ya no funcionaban. No pensábamos en el mañana porque creíamos que nunca llegaría, era como mirar a la Luna y saber que nunca la tocaremos. Apurábamos las mañanas en la cama y malgastábamos las tardes en el sofá. Recorríamos nuestros cuerpos sin darnos cuenta de que los desgastábamos, que se secaban, que se iban consumiendo como las cerillas. Cuando estábamos en las últimas, te disté cuenta de que se acababa, de que no quedaba madera que echar en el fuego, de que la reserva no daba para más y decidiste bajarte. 
Yo me quedé buscando leña y la gasolinera más cercana, seguía sumido en mis historias. 

sábado, 8 de marzo de 2014

Sobre lo que salva a las personas.

Me pediste que te rescatará. Me sacaste de la cama a las 4 de la mañana cuando yo soñaba que te estabas marchando y ya no podía alcanzarte. Sonó el móvil y tu voz quebrada me traslado de nuevo al sueño sumiéndome en algo que no sabía si era real o seguía dentro de mi subconsciente. Llorando me pedías que fuera a buscarte, me diste tu dirección y colgaste. Yo, seguía medio dormitando y viendo como me decías adiós y no podía hacer nada. De golpe, me subió la adrenalina y desperté, comprendiendo que era real y que procedía de mi subconsciente. Recuerdo que me caí poniéndome los pantalones, como odio los vaqueros, y ni me preocupe de los calcetines. Al coger el coche sentí un escalofrío y encendí algo de alquitrán y nicotina, la primera chupada siempre es la mejor. En menos de 10 minutos estaba en la dirección que me escupiste por teléfono y te vi. Estabas rodeada de gente que chillaba, que se divertía, que reía de borrachera, tu gente. Tu mantenías el silencio de los callejones y tus ojos rebosaban lluvia, me baje del coche y cuando me viste solo moviste la mano cuando te alejabas con el tumulto de gente sin mirar hacia atrás.
Saque el último del paquete, se asemejaba muy bien al momento, porque todo lo bueno se acaba. 

MIN

Mi incompetencia natural.


Soy un verdadero incompetente en el sentido más estricto de la palabra. Mi círculo más cercano a veces se cuestiona la posibilidad de que sea heredado, ya que mi padre sufre la misma incompetencia, solo que en menor medida. Yo no soy consciente de mi tremenda incompetencia ya que como es natural nace de mí casi automáticamente y nunca terminas de darte cuenta. Si es cierto que se manifiesta a diario en mi comportamiento ya que como buen incompetente que soy voy destrozando todo lo que toco y dejando a medias o mal hecho cualquier trabajo que me propongo. De hecho mi incompetencia está subvencionada por el Estado, ellos se dieron cuenta de que la vida de un incompetente natural es demasiado penosa como para no necesitar la ayuda del Estado. Pese a todo, soy feliz. No en mi trabajo obviamente, allí soy un mero instrumento empresarial para conseguir el descuento de mi seguridad social por parte del Estado. Dicho sea de paso, casi no género perdidas a la empresa. Me limito a leer el periódico y a mirar lo que hacen los demás. Me tienen prohibido tocar cualquier cosa que no sea el periódico. La última vez que toque algo incendié el edificio y salimos en las noticias, así de dura es la vida de un incompetente natural. 

viernes, 7 de marzo de 2014

Sueño con Iraq

Cuando todos preparaban sus armas para empezar la guerra, yo me limitaba a ver el sol nacer. Nunca entendí bien el afán de la gente del mundo por autodestruirse, realmente no sé si se dan cuenta de que son peones que poco le importan a los que dirigen la partida. Mueven batallones, ejércitos y comandos aun sabiendo de antemano que la mayoría no vivirá para contarlo, solo por poder. Personalmente nunca entendí quien ganas las guerras porque al final los de un lado y los de otro acaban muriendo.


Por eso yo decidí no ir, no comparto la pertenencia nacionalista a un territorio, ni mucho menos el olor a pólvora. En cambio, sí proceso la devoción hacia ti, y por nada del mundo me perdería una vida a tu lado. 

jueves, 6 de marzo de 2014

Sobre los jueces sin toga.


Sometemos nuestros actos a juicio permanente, ya sea a nuestros propios ojos o a los de los demás. A veces hay voluntariedad en nuestro juicio, es decir, llega un momento en que esa reflexión sobre nuestros propios actos se vuelve tan necesaria que se ejerce por voluntad propia. Caso muy diferente es cuando exponemos nuestros actos al juicio ajeno, es un tema complicado este. Personalmente estoy en contra de esta última exposición, simplemente porque no la considero necesaria.
¿En qué momento los demás tienen la facultad de poder decirme que me he equivocado desde su perspectiva y su contexto que no es el mío? ¿Quién le da poder a alguien para que criminalice y judicialice tus actos?
Ante todo no caigamos en la confusión de consejo y juicio, creo que a diferencia esta bastante claro a mis ojos. No es lo mismo que alguien te dé su punto de vista sobre algún acto concreto, a que critique tus actos sin otra excusa que hacerte creer que tus actos están equivocados desde su prisma. Algo triste esto último.

En definitiva intento sembrar está, mi duda, entre los demás. ¿Necesitamos el juicio de valor de la sociedad? Sinceramente creo que no.

miércoles, 5 de marzo de 2014

De lo poco que me queda.

Teníamos mas que nos unía que lo que nos separaba. Parte de culpa la tenían sus malditos modales, la moral de la sociedad y lo que se proyectaba en ella. Reunía tantos atributos que a veces no cabían juntos, se manifestaban en momentos diferentes, haciendo que un día a su lado se convirtiera en una ruleta rusa, a veces se disparaba. Aun así merecía la pena jugarte el disparo por ella. Era tan vertical, tan directa que a veces sorprendía cuando se ponía horizontal y perdía lo agresivo. Puede que sea ahí donde se mostraba como realmente era, algo demasiado delicado como para manejarlo sin prudencia, demasiado explosivo. Como si algo a presión en cualquier momento puede estallar. No sé si era ese estallido lo que buscaba o el simple hecho de observar algo que yo jamás sería. El caso es que acabé sentado mirando cómo se iba, miento, miraba como se iban sus bragas. 

Lo que va y lo que viene.

Ahora que casi he llegado me he dado cuenta de que tenía muchísimas ganas de hacerlo. De coger por fin las riendas de esto a lo que llaman vida y plantarme. Decir no quiero formar parte de esto que han creado y nosotros continuamos, que no me identifico con lo socialmente aceptado y que me niego a creer en sus valores y en su moral. Pienso que existe algo más, me resisto a ver cómo nos matamos a diario y atentamos contra lo poco bueno que nos queda.

Lo único que puedo aprovechar de este sistema, de esta sociedad, de esta masa tangible con costumbres y tradiciones es el alcoholismo que me han inculcado. El deseo y el deber de beber. Quizás parezca de risa pero parémonos a pensarlo.

martes, 4 de marzo de 2014

Las manías maniáticas.

Hoy he vuelto a salir al balcón a mirar lo último que quedaba de nosotros. Me pareció raro, asomarme y que no estuvieras tú, gritando desde abajo y con la sonrisa por estrenar. Mis manías de correr a abrazarte sin los zapatos puestos y las tuyas de esconderme la cara cuando más quería mirarla. Supongo que será un gesto involuntario, pero cuando dan las seis vuelvo a mirar de reojo el balcón. Imagino que el tiempo matara ese gesto, como también nos matara a nosotros, pero lo que nunca se llevara el tiempo es esa huella que dejaste en mi camino. 

viernes, 28 de febrero de 2014

Melodías nocturnas.

Cuando salgo y bebo, casi siempre acabo borracho, tirado en cualquier esquina y acordándome de ti. Es entonces cuando desarrollo la hipótesis de que el mundo está peleado conmigo, desde hace tiempo además, sin motivo ni razón pero se ciertamente que es así. Frecuento la desgracia sin saber porque me toca a mí y es cuando estallo en cólera. No cólera de estado de ánimo sino de esa que se te queda dentro y la llevas arrastrando días, como esos malditos catarros de entre tiempo. Recuerdo el momento en que cogiste tu lupa y la posaste sobre mí, inspeccionando cualquier surco que destacara en mi cuerpo, repasando mis imperfecciones, analizando desde la raíz hasta la punta de todos mis pelos. Dejé que me conocieras tanto que cuando ya lo sabías todo, solo tuviste que divertirte tocando las teclas adecuadas. Formabas melodías que salían de mí para únicamente complacerte a ti. Fuiste tan cruel conmigo que cualquier perro callejero tenía la dignidad por encima de mí.
Como todo en esta vida tiene un final y esto no fue menos. El final fue tu aburrimiento. Simplemente te cansaste de escuchar mis melodías, y yo, yo me quede buscando la última nota. 

Once pasos, abrir y salir.

Aguardaba el momento justo para disparar. Las balas rozaban el hormigón de la columna que lo cubría y el mismo escuchaba los chasquidos que producían contra aquella estructura que en ese momento le estaba salvando la vida. Sentía fría la culata de su nueve milímetros entre sus manos, respiraba y esperaba su oportunidad. En su cabeza resonaba su propia voz diciendo –cinco balas, doces pasos y la puerta- era exactamente lo que le preocupaba. Mantenía la tensión intentando llevar de cabeza el número de disparos que resonaban alrededor –doce, trece, catorce, quince…- esperando a llegar al veinticinco. Esa sería su única oportunidad, justo cuando cambiara el cargador tendría sus cinco balas que le cubrirían para llegar a la puerta. Después allí todo debería ser más fácil, o al menos eso creía él. Sonó el disparo número veinticinco. Desde la columna disparo su primera bala, sin moverse aún, se asomó lo más rápido que pudo y tiro sus otros tres tiros antes de llegar a la puerta. Justo cuando la alegría empezó a invadir su cuerpo por ver la puerta tan cerca, sintió como las tres balas que venían de la otra punta de la habitación rompían su cuerpo. Once pasos no fueron suficiente, pensó antes de palpar como se desinflaba, eran doce los justos.