La rutina de la semana se convierte en
asociación de causa efecto, en risas a medias y cigarros
compartidos. Se acaba el camino y da vértigo, cae la última gota y
provoca repelús, como si nunca antes hubiera pasado. Cada día un
problema o cada problema un día. A veces el orden altera el producto
o es que simplemente nunca lo enfocamos bien. Nos falla la luz, los
actores y la mayoría de los episodios de la serie. Nos arrinconamos
en lo indefendible, a capa y espada defendimos una verdad que sabemos
que es mentira pero aun así nos la creemos. Andamos sonámbulos por
la vida, con el piloto automático puesto y recibiendo las noticias
en diferido. Ajenos a que los cambios son bruscos y nunca se esta
preparado. Ausentes del mañana porque el hoy ya es sumamente
complicado. Luego se nos hunden las ganas en el café y las
decisiones se mezclan con el azúcar. No todo es blanco ni negro,
azul o verde, la gama de colores es infinita, las excusas
interminables y el pensar que todo puede acabar mañana
verdaderamente apetecible.
miércoles, 29 de octubre de 2014
miércoles, 22 de octubre de 2014
Teatros alegres.
Adornaban cada centímetro de la
despedida, cada paso que daban en direcciones contrarias, manteniendo
la tensión para que nunca faltase. Los ojos no se despegaban y las
facciones de sus caras como fotos permanentes e impermeables en sus
memorias. La ralentización de un momento finito convertido en
inmortal, en intemporal, perpetuo en la nada cerebral. El último
roce de su mano, el pecho con los resto de su calor, la sensación de
frescor de su perfume y ese mordisco en el cuello que hizo que le
temblaran las piernas. La ve subir al taxi y la sigue hasta perderse
en mitad de una urbe que parece no tener final. Empieza a llover, la
calle se queda vacía y con una sonrisa acepta la sincronización del
destino y su vida.
martes, 21 de octubre de 2014
Un millón.
Se acercaba el cigarro a su boca con esa seguridad de saber que
cualquiera claudicaría ante ella antes de haber comenzado la guerra. Su
mirada estaba perdida adrede, en ningún lugar visual, en otro sitio no
terrenal, fijándose en la misma nada. Agitaba su pelo en intervalos
cortos, de minutos, pero el tiempo se ralentizaba cuando su tacto rozaba
su media melena ondulada. Distraída, como si el mundo no fuera con
ella, como si el paso de toda aquella gente a su alrededor no
significase más que una leve brisa que entra por una ventana o un
trafico molesto que genera contaminación. Era un enigma en mitad de
soluciones, un misterio de tardes de domingo o una aventura de verano.
Algo indescriptible y desapercibido en el que solo reparan los que miran
más allá de las figuras, los que se atreven a observar sin juzgar. Un
regalo en mitad de la calle que genera desconcierto e inseguridad porque
ya nadie cree en los milagros.
jueves, 16 de octubre de 2014
Pleitos del siglo XXI
Nos vimos en la puerta de las
tribunales 2 años después de nuestro incidente. Yo hacía tiempo
fumándome un pitillo esperando a que llegara el incompetente de mi
abogado, tu apareciste con ese palurdo moderno que no tendría más
de veintitantos. Era patético veros haceros selfies junto a las
escaleras de los juzgados, me imaginaba el titulo de tremendo
ridículo; nosotros jodiendole la vida a mi ex marido :) . Seguro que
sería algo así de absurdo. Lo subiríais a las mil y una redes
sociales y los me gustas se dispararían, aumentando vuestra
felicidad artificial, esa que tanto apreciáis y que tan penosa me
resulta. Tu mirada de desprecio no hizo otra cosa que recordarme el
porque nos divorciamos, el porque de esta situación rocambolesca, el
porque esperaste a que cumpliera mi sueño para hacer pedazos el
resto de mi vida. El adorno que llevabas adosado a ti ni siquiera me
miro, no levanto los ojos de su pantalla de 4,5 pulgadas, donde
seguramente los me gustas ya empezaban a subir. Al llegar mi abogado,
maldito desgraciado, tire la colilla y entramos. De ante mano sabía
que ibas a ganar, que eras demasiado buena y que toda esta falsa no
era más que la confirmación moral de tu inteligencia sobre la mía.
Efectivamente, conseguiste el 50% de mi sueño, humillaste a mi
letrado y luego te hiciste otro selfie para celebrarlo.
lunes, 13 de octubre de 2014
Tu Lunes y yo Martes.
Pedías medias noches entre estrellas
mientras yo solicitaba sinceridad dosificada. Argumentabas el fracaso
como medio de superación y yo observaba los motivos por los cuales
la primavera te sentaba tan bien. Disfrazabas las penas con una
sonrisa que oscurecería al sol de medio día pero siempre era yo el
que bajaba la luna para ponerla en medio. Contradicción tras
contradicción hallamos una verdad, de esas que no sientan cátedra
pero son igual de seguras. Firmamos un contrato para que no se nos
olvidara que nos seguíamos queriendo aunque la media mitad de
nuestro mundo supiera que era mentira. Luego nos disputábamos la sin
razón con la almohada, con las sabanas y con la lavadora, que
siempre acababa centrifugando.
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