No queda más que echar a volar sin
levantar las piernas del suelo y cuando comencemos a soñar apagar
las luces. Recoger la casa deprisa, poner la lavadora y cerrar la
puerta. Colocar las maletas en la puerta y ver como cada día pesan
más y posiblemente sea más fácil cogerlas que deshacerlas. Ordenar
los sentimientos por categorías simétricas para saber que peso
tienen en la ecuación. Aspirar y ver el humo rebotando contra el
cristal sabiendo que en parte muero, que en parte ya lo he hecho.
miércoles, 6 de diciembre de 2017
sábado, 6 de mayo de 2017
Tube
Los cortes se hacen cada día más evidente en el espacio
tiempo. La vida se apaga y se vuelve a encender a golpe de reinicio forzado. La
abstracción acaba tan rápido como empezó. La actividad cerebral crece a un
ritmo alterado y todo comienza a ocurrir demasiado deprisa. Los segundos se
hacen actos y estos momentos, escenas que se quedan en pause permanente. El
raciocinio queda anulado, en fuera de juego, de suplente o no convocado. Las
primeras veces se nota el malestar extraño, ese que aparece cuando menos te lo
esperas. Luego la excepcionalidad se hace costumbre monotonía.
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