sábado, 29 de noviembre de 2014

Muchas voces y poco argumento.

La putrefacción es preocupante. Avanza de cerebro en cerebro, de neuronas inactivas a aquellas que apenas se mueven, de pequeños a grandes y de grandes a jóvenes. De vez en cuando saltan comentarios al aíre traídos a colación por esos cerebros infectados. Proclaman a los cuatro vientos barbaridades que hacen plantearse la racionalidad humana y la infinidad de la estupidez del ser humano. Invocan en tono jocoso a famosuchos de tres al cuarto, voceros de televisión que tras finalizar la emisión se quitan la careta. Recitan como el padre nuestro una sarta de ataques inconexos que luego se reproducen en las barras de los bares, en los cajeros de los supermercados y las esquinas de los cafés. Todo ésto sin que nadie se haya parado más de media centésima de segundo a ordenar el argumentario, a darse cuenta de lo que repite mecánicamente sin haber lo pensando previamente. Asistimos al suicidio de la sociedad, donde las tendencias mandan, el mercado ordena y nos comunicamos a través de una pantalla.

jueves, 27 de noviembre de 2014

Clase social como principio.

Basta ya de anclarse en tópicos estructurales. De sentarse a esperar que cambie el tiempo y que salga el arco iris, que corramos cogidos de la mano y pisemos los charcos. Apreciemos la sinceridad de la mejor manera que se pueda y saquemos del armario lo que ya no pueda estar allí. Saneemos las alcobas sin pedir explicaciones y si por casualidad encontramos el mismo polvo podremos compararlo. Se acabaron los estereotipos, la galería a la que sonreír y lo socialmente correcto. Desde ese momento odio los mañanas, las frases banales y la moda social. Gregarios como forma de comportamiento porque mi imagen siempre sera peor que la tuya. Arrastro el estigma con el orgullo de que se levanta para traer el pan, con la humildad de la que friega suelos y con la dignidad de aquel que vive de su trabajo.

domingo, 23 de noviembre de 2014

Sombras invisibles.

Acuchillo el atardecer pretendiendo que no se vaya, que se desangre y se quede perenne en el horizonte. Lo veo marcharse en cuclillas, en silencio, como cortado en fotogramas. Contemplo paciente el extinguirse del día, el último respiro del sol, los rayos residuales que ni siquiera llegan como debiesen. Expira suave, tomándose su tiempo, amortiguando los minutos contra el cielo y reduciendo lo triste a una simple postal. Cuando solo queda la sombra se me aparece tu sonrisa dibujada en un resplandor, el contorno marcado, la silueta presente y el gesto que la sostiene difuminada. No aparto la vista encandilado por lo espectacular del momento, no se mueve el aire y contengo la respiración hasta que se me escapa ese suspiro, ese suspiro que te echa de menos.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Hoy huele a humo.

Nacieron de las cenizas que iban soltando los cigarrillos que se caían por la ventana. Crecieron entre las colillas, entre los ceniceros atestado y el agua residual. Maduraron en los paquetes de 20, entre los Ducados y los Luckies, a veces rubios y otras negros. Pasaron la vida de boca en boca, de mano en mano y nadie les dedicó más de 8 minutos. Algunos con frío en la puerta del bar, otros con calor y el sonido de la playa de fondo. La mayoría fueron instantes contemporizados de nicotina y alquitrán. Acompañantes sin voz de alcohol, penas y glorias. Gestos de derrotas o simple consuelo. Eso son, vidas de 8 minutos en las que nadie repara.

martes, 18 de noviembre de 2014

Sobres, sobras y cunetas.

Me asomo a la verdad y me da vértigo. Creer que vuelves a ver cuando has sufrido de ceguera permanentemente. Da miedo saber que una verdad se te presenta delante y te pega a la puerta, te pide entrar y que la invites a café. Desconcierto es el sinónimo de la realidad. Vivir sin reloj se antoja tan real que destroza el momento y lo convierte en una situación a temporal. Suicidé a la razón por imposición y ahora noto como su opinión siempre tuvo peso. Aguardo el momento de salir cuando ya no disparen, cuando no sea peligroso, pero poco a poco me doy cuenta de que siempre hay disparos. Me come la histeria.

sábado, 15 de noviembre de 2014

De clásico en clásico.

Soportas es hecho de no descolgar el teléfono para marcar mi número con una heroicidad histórica. Malgastas minutos, segundos, días y meses mezclando ideas que rompen cuando se unen, como si todo fuera una señal que evitas ver. Suspiro tras suspiro consumes la paciencia que te queda en el cajón, te la vas comiendo sabiendo que se acabara en el peor momento posible. Intensificaras el apretón de dientes, comenzaras a sudar y te veras mirando en las esquinas para saber en que momento perdiste el momento. ¿Cuando se hizo tarde? ¿ En que preciso instante? Pero no hay respuesta posible, simplemente porque la pregunta no es correcta.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Estimado profesor.

Estimado profesor,
Le escribo hoy por el mismo motivo de los últimos 30 días, si ese que usted y yo conocemos pero usted intenta evitar. Como le he comentado en repetidas ocasiones le sigo pidiendo perdón por mi inquina respecto al tema; por mis continuas cartas, tanto por correo ordinario como certificado, por la insistencia que esta rozando la locura; lamento el incidente en la puerta de su casa, o al salir del despacho. Le confesaré que nuestra relación postal ha sido un tanto extraña y como hemos cambiado en ella muy relevante. Recuerdo aquella primera postal casi por accidente, por esa duda que me asalto y que pensé que solo usted me podría responder. Aquella carta a modo de recordatorio cordial, incluso de más. Esos días de espera, esas mañanas mirando el buzón y la progresiva desilusión día tras día. A veces me recorría un escalofrío saber que llegaría y resolvería mi zozobra, que tendría entre mis manos la respuesta y podría descorchar a gusto esa botella de cava que tanto tiempo lleva en mi nevera, casi desde que la encendí por primera vez. Después de 30 días esperando su respuesta y de mis casi 12 cartas sin respuesta, le tengo que decir que me rindo. Aún así sigo esperando su carta, con solo dos letras y un punto. Le pido que confirme lo antes posible.
Un cordial saludo.
Su alumno.”

Cuando fue a llevar la carta al buzón de la calle que estaba enfrente de su casa llego el cartero con un sobre en bastante mal estado, algo mojado y con claros signos de tinta difusa. La dirección casi ilegible, salvo para el avispado cartero, benditos profesionales. Cuando lo tuvo entre sus manos reconoció casi la desaparecida caligrafía del Profesor.

Estimado Alumno,
A la pregunta que usted tan repetidas veces me ha formulado, tengo que contestarle: Si, me he jubilado.”

viernes, 7 de noviembre de 2014

VII

Ahora que empezáis a conocerme las sensaciones que despertaré en vosotros serán muchas y muy variadas desde luego. Asco, simpatía, odio…y para esos que la iglesia les ha inculcado esa superioridad moral sentirán esa compasión que se parece mucho a la de los ricachones que sueltan 1€ al indigente que pide en una esquina. Como si con esa bondad hipotecada quisieran solucionar el mundo, como odio a esos progres, con sus clases de ética y su parafernalia burguesa.
Ya veis, eso es lo que soy y lo que llevo siendo desde que comencé a andar por mí mismo. Trapicheo como puedo y vivo como quiero, aunque con un margen de reserva vital. Respecto a mi trabajo, porque es un trabajo, debería estar regulado por ley como también debería estarlo la prostitución. Exijo tener una pensión digna cuando no pueda ejercer en óptimas condiciones, siempre no voy a poder correr de la policía y el día menos pensando cualquier indeseable como yo me quitara de en medio, que coño, también exijo un plus de peligrosidad. Doy un servicio necesario a un precio inmejorable, sin restricciones, oferta y demanda. Si es que es, si lo piensas bien, es insoportable soportar el día a día sin drogarse. O fumas, o bebes, o ya se encargará la contaminación de meterte toxinas cancerígenas en tu organismo intoxicado. Si es que, todos estamos drogados, y no necesariamente de droga material. La puta tecnología que te come el cerebro, las adicciones a los 3 y 4G, las redes sociales que hacen que vivas en un Gran Hermano potenciado por ti mismo, la asquerosa televisión con sus 25 horas de cotilleo basura, de programación de mierda. Nadie se ha dado cuenta de que estamos creando trastornos tecnológicos, no me creo que solo yo me haya dado cuenta de eso, por favor.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

VI

Ahora se estarán preguntando ¿de qué vivo, donde está mi familia, no tiene amigos, como cojones ha llegado este desecho social a esa situación de exclusión social? Tengo respuestas para todas y cada una de esas preguntas pero sinceramente ¿veis necesario que os cuente esa basura?
Mis padres murieron cuando yo no tenía uso de la razón en plenas condiciones. Desde ese momento me dedique a rular de un centro de acogida a otro, al no tener ni hermanos ni familiares cercanos, salvo unos tíos lejanos de Jaén, papa Estado se hizo cargo de mí y a la vista está que no lo hizo demasiado bien. Tengo pocos recuerdos de esa etapa de mi vida, salvo que ya me drogaba. Los centros de adopción del Estado son pequeñas células de habitabilidad sociales, reflejos de la sociedad de los niños que se encuentran solos en mitad de esta barbarie. Existe economía sumergida, trapicheos, favores y sobretodo jerarquía.
Cuando fui mayor de edad salí y como el que obtiene la libertad después de una condena me fui de putas, siempre hablaban de eso los que volvían por delitos leves.
Nunca tuve amigos, al menos como lo define la palabra, tuve oportunidades. Gente que se acercaba a mí como lo hacen la mayoría de los mortales, por mero interés. Se creé en los valores positivos del ser humano, en la cantidad de sentimientos que somos capaces de expresar, desde la alegría, pasando por la amistad, hasta el amor más puro. Yo pienso lo contrario. A lo largo de la vida desarrollamos los sentimientos que más nos convienen, que más supervivientes nos hacen. El fin del ser humano, como el de cualquier animal, es la supervivencia y para eso utilizamos todas las armas que tenemos a nuestro alcance.
Por este motivo nunca desarrolle eso que la sociedad llama amistad.
¿De dónde sacas el dinero para sobrevivir? Pues de mi fina prosa e inexplicable lírica obviamente no. Soy un politoxicómano con aires de grandeza, escritor frustrado, misántropo y con problemas de comunicación y sus respectivos traumas, ¿Cómo me puedo ganar la vida? Vendiendo droga, estaba clarísimo.