No queda más que echar a volar sin
levantar las piernas del suelo y cuando comencemos a soñar apagar
las luces. Recoger la casa deprisa, poner la lavadora y cerrar la
puerta. Colocar las maletas en la puerta y ver como cada día pesan
más y posiblemente sea más fácil cogerlas que deshacerlas. Ordenar
los sentimientos por categorías simétricas para saber que peso
tienen en la ecuación. Aspirar y ver el humo rebotando contra el
cristal sabiendo que en parte muero, que en parte ya lo he hecho.
La vida que siempre quise tener
Un vertedero lleno de basura con un poco de orgullo.
miércoles, 6 de diciembre de 2017
sábado, 6 de mayo de 2017
Tube
Los cortes se hacen cada día más evidente en el espacio
tiempo. La vida se apaga y se vuelve a encender a golpe de reinicio forzado. La
abstracción acaba tan rápido como empezó. La actividad cerebral crece a un
ritmo alterado y todo comienza a ocurrir demasiado deprisa. Los segundos se
hacen actos y estos momentos, escenas que se quedan en pause permanente. El
raciocinio queda anulado, en fuera de juego, de suplente o no convocado. Las
primeras veces se nota el malestar extraño, ese que aparece cuando menos te lo
esperas. Luego la excepcionalidad se hace costumbre monotonía.
sábado, 13 de junio de 2015
Volver a verte a solas.
Se suman todos los condicionantes
exteriores a la hora de confluir en la cama. Desempeñamos papeles de
forma imperfecta, destacando los errores, sintiéndonos más humanos
que la media por saber que equivocarse es actuar diferente. Malgastar
las horas como rebelión a la monotonía, fingir la normalidad en
medio de la barbarie, limpiarse los defectos mirando a otro lado. Nos
cuesta vivir en la oscuridad, pasar desapercibidos donde todos
quieren brillar, mirar y disimular. Buscamos el último plan b, la
última oportunidad de escapar y no volver, el penúltimo para
siempre que desaparezca entre el humo.
sábado, 6 de junio de 2015
And So It Is
Ya solo nos queda reconstruirnos pero
no sobre nuestras cenizas que me trae malos recuerdos. Alejarse de lo
malo y de lo bueno a partes iguales como los martinis de James Bond.
Podemos pasear y lanzarnos las mentiras a la cara como hacíamos
antes, incluso podemos fantasear que fuimos felices y seguir
fingiendo que lo somos hoy día. Si lo deseas, volvemos a viajar por
el mundo pero durmiendo en camas separadas. Utilizaremos la verdad
como arma arrojadiza, dispuesta a herir de muerte y asestar el golpe
decisivo. Incluso si te empeñas, haremos ver a los demás que
siempre fuimos geniales actores, que sabemos simular las caricias,
agarrarnos distraídos, atentar contra el lado oscuro de nuestra
libertad, comprometernos en un beso, disfrazar los te quiero de
monotonía. Es más, si te empeñas, no habrá pasado nada, salvo
cuando lleguemos a casa, esa casa que se seguirá derrumbando a
pedazos mientras reventamos los cristales.
viernes, 5 de junio de 2015
Monotonía preestablecida.
Suena un nocturno de Chopin mientras
dices que me dejas, que te vas porque estas harta de mis resacas, de
desayunar sola mientras yo abro los bares que ya he cerrado, de pasar
frio en la cama por las noches, sentarte a esperar el día y todas
esas cosas que odias. Haces la maleta entre gritos y llantos a la par
que sueltas sandeces inexplicables. Me acusas de no darle de comer al
perro ni sacarlo a pasear y denuncias mi desapego a tu familia, como
si alguna vez hubiésemos estados apegados. Te cansan mis manías,
detestas el olor a tabaco y drogas de mi ropa pero nunca pusiste
objeción al salario a fin de mes. Dices que nadie puede vivir así,
perdida en la monotonía solitaria de una casa que se cae encima,
vagando entre cuatro paredes que te asfixian porque no estoy yo para
darte aire. Me asombro de tu discurso y para apaciguarte me da por
barrer un suelo impoluto salvo por mi último vomito de la mañana.
Te plantas en la puerta y limpias tus gafas empapadas en lágrimas,
que se acabo dices, que lo sientes pero que ya no hay marcha atrás.
Abres y cierras. Me echo en el sofá y pongo el despertador, tras 10
veces de desplantes sé que después de 5 horas me despertaras a
besos. Bendita monotonía preestablecida.
jueves, 4 de junio de 2015
Si me necesitas silba.
Engancharse a la droga, levantarte
borracho, la boca seca, el desconcierto de la luz, los 5 segundos de
qué paso ayer. Abrir la puerta e intentar dar el primer paso recto
sin caerte, apoyarte en las paredes que no existen, perderse en los
pomos, mirarse al espejo. Sentarte ante el café y buscar nicotina
que te espabile antes de que se produzca el cortocircuito que de
inicio al día. Repaso mental, fracaso emocional, negación del amor
y expedición al servicio. Llamar a voces y que te conteste el eco y
soltar las flores que te quedan. Se cierra el ciclo y no suena el
móvil.
martes, 2 de junio de 2015
Walks in London.
A veces tengo la sensación de no ser
tu primera opción, de haber llegado el último al sorteo y que
cantaran mi número. La costumbre de que los rebotes del pinball te
dejen en el lugar idóneo para el accidente y por un momento vivir en
el show de truman. Todo parece tan accidental que lógica se queda
sin dinero y se juega la última ficha al cero. Vivo en un circo que
no tuvo un principio definido y el fin se antoja rocambolesco. Los
milagros solo suceden por televisión y yo me siento ante ella para
que me salpique algo. El plan del desastre, el camino a ninguna
parte, la vida de infarto, los cortocircuitos, el nudo deshecho y las
barras de bares vacios.
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