viernes, 31 de enero de 2014

Malditos alcohólicos.

Desde que me dijeron que enferme mi vida ha sido mucho más fácil. Es difícil encajar que ese momento que parece que nunca va a llegar tiene una fecha concreta y sabes que te vas a morir. Esa es la diferencia del enfermo terminal y el resto de los enfermos, ya que la vida es una enfermedad que te va debilitando poco a poco y que la contraes por el simple hecho de nacer. Triste pero cierto.
Ahora que soy consciente de esto lo que me queda de vida es más fácil. Me dijeron que de nada servía pasar mis últimos meses en el hospital, yo pensaba lo mismo, así que me volví a mi casa. Al llegar abrí la última cerveza y me senté en el balcón a contemplar mi ciudad y por extraño que parezca me resulto inservible, vacía y destrozada. Realmente no sentía pena de morirme, de hecho ni me sorprendí cuando lo supe, quizás era lo mejor que me pasaba en la vida.

Así que por esa simple razón tome la decisión de ser yo quien me diera esa placer, y me suicide. 

miércoles, 29 de enero de 2014

Criticar gratis, el sueño de todo curioso.

Hoy no voy a soltar ningún relato, ni una poesía, ni alguna de esas conversaciones que me invento cuando vuelvo a casa. Quiero hacer algo nuevo y para eso necesito la ayuda de los que buenamente leen esto y están dispuestos a cederme algo de su tiempo valioso, preciado y único, recordad cada segundo es un segundo menos de vida debéis aprovecharlo.
Esta mañana pensé en algo. A mí me gusta escribir y el blog me da la facilidad de que la gente que le interesa lo que sale de mi cabeza pueda leerlo pero ¿solo leerlo? ¿Y si dedicáis 2 minutos después de leerlo y decir lo que pensáis?
Me ayudareis a mejorar y podremos hacer esto mucho más ameno conociendo las opiniones de unos y otros. Para aquellos que no se quieran identificar pueden escribirlo en anónimo, no me interesa quien lo diga, sino lo que pueda decir.

Por eso os invito a que me critiquéis, siempre constructivamente claro. Sinceramente espero que funcione esto, me haríais un favor y la daríamos algo de color a esto que es demasiado gris.

Miércoles.

Cogió la mochila y se fue. No tenía nada que recoger en ese piso de alquiler en el cual malvivía. Soplo por última vez la vela de su escritorio y cerro. Salió de noche cuando más hacia, se asombraba al pasar por las calles que había recorrido durante casi toda su vida. Iba sin rumbo aparente al empezar a andar pero de repente se miró en un escaparate y se le cayó toda la fuerza al suelo.

Se vio sin nada y le dio pánico. Volvió a su piso con el dolor de verse tan solo, otra vez, era la tercera vez que lo intentaba y no conseguía mirar más allá de sus ojos.


Al llegar tiro la mochila y se fue a la cama, otra vez entre lágrimas se durmió, así era la vida de un inseguro.   

martes, 28 de enero de 2014

Que te vaya bonito.

Me dio igual que echaras a correr. Realmente era lo único razonable que podías hacer ante esa situación. En algún momento se nos fue de las manos y no nos dimos cuenta. Predicábamos un sentimiento que ni nosotros mismos sentíamos, ahora lo veo hipócrita.
Mientras disfrutábamos de las sabanas mojadas por nuestro sudor y las risas que resonaban en la habitación. Parecía algo tan efímero que tenía la sensación de que si no disfrutaba ese momento nunca se repetiría, en cierto modo lo era, y no me equivocaba.
Desapareciste corriendo como si el mañana se acabara hoy y no hubiera vuelta atrás. Aún sigo esperando una palabra de tu boca (en mi cabeza te escucho a diario) pero sé que jamás llegara. No me creí ese intento 
de despedida pseudo romántica, no te pega, aunque la utilice para aprender lo que no quiero ser.

No quiero ser tu hipocresía, no quiero tu lastima, no quiero tu compromiso.


Que te vaya bonito.

lunes, 27 de enero de 2014

Gritos de silencio.

-          ¿Piensas en mí? –dijo el nervioso mientras no encontraba la manera de encender el cigarro.
-          Rara vez, la verdad que me di cuenta de que no pudo ser, se acabó y a otra cosa.  Es que, ¿tú lo haces?
-          Si –dijo mientras soltaba de golpe todo el humo.
-          Y, ¿Por qué lo haces? – pregunto ella con la duda casi resulta.
-          Supongo que porque en cierta manera te echo de menos, aunque no demasiado vayas a creerte. –intento quitarle hierro con esa sonrisa de bonachón que a veces le salía.



A partir de ahí, ya solo hubo silencio. El silencio de dos auténticos desconocidos. 

miércoles, 22 de enero de 2014

Otra rareza.

Que caprichoso era el destino que le regalaba una vida entera para que de pronto tuviera que arrepentirse de vivirla a su forma. Le preparo para él el camino más empinado y con obstáculos del mundo. Sufrió desde que tenía uso de razón, perdió a casi toda su familia cuando aún no había aprendido a pensar y le rompieron el corazón tantas veces que con 18 años no le quedaban ni los restos.
Aun con todo era feliz. Vivía sencillamente, sin lujos ni comodidades innecesarias. Lo que más le gustaba era leer y escuchan música clásica. No era un ilustrado ni mucho menos pero de escuchar la sintonía del despertador de su padre se aficiono desde pequeño a uno de los grandes placeres de este mundo que se pierde casi sin saberlo.
Cuanto le gustaba soñar, creerse caballero o investigador, abrir puertas que detrás podían contener a la muerte, saltar de un precipicio para caer justo sobre el aire. Por eso leía era el único método de soñar despierto.

Lo vieron por última vez subido en un carro cargado de libros dirección a la montaña. Algunos dijeron que se hizo un cabañal y ahora vive allí, dedicándose a la lectura. Seguro que así es más feliz que la mayoría de este decrepito mundo.

lunes, 20 de enero de 2014

Lo cotidiano.

No hay nada que eche más de menos que las cosas cotidianas que ya no tengo. La habitualidad de tener gestos y detalles que se pierden a veces por el tiempo, otras por cuestiones ajenas a ti y la mayoría por decisiones propias. La acción cotidiana de dar los buenos días en la cama mientras abrazas aquello que parece el cielo y a fuera nieva. Esa exaltación de felicidad que sin darte apenas cuenta o consciente de su perdida asumes sin mayor cuestionamiento.
Siempre acabas echando las cosas de menos aunque en principio asumas su perdida. La memoria humana en ese sentido siempre te traiciona ya que nunca podrás asumir una perdida. Los recuerdos y los momentos siempre se quedan grabados y al final acabas recordándolo en tu vida cotidiana.


Quien me diría a mí que acabaría echando de menos tender tu ropa interior. 

viernes, 17 de enero de 2014

Y esto es todo.

"Hay algo que nunca te dije que me temo que si no lo hago hoy no podré seguir levantándome cada mañana. Nunca mencione lo que me gustaba tu sonrisa por las mañanas, esa que abarcaba tu cara por entero. La alegría que desataba tu estar en mí y sobre todo nunca supe decirte bien lo que me importabas. Ahora con la lluvia recuerdo cuando corríamos bajo ella buscando un lugar donde tomar café y lo bien que te sentaba el sol cuando te miraba directamente. Tampoco te dije lo loco que creía que era todo, lo surrealista que parecía a veces y lo bonito de compartir un avión a tu lado.


Luego llego el alcohol y la droga y ya no fue lo mismo, también llego el paro y las dificultades y por desgracia me dijeron que este año será el último. Así que aunque mis mañanas están contadas tenía que decirte de alguna manera que lo fuiste todo." 

Cuando termino de escribir la carta se reflejó de golpe por el sol, miro su foto y supo que ella estaría sonriendo ahora mismo. 

lunes, 13 de enero de 2014

Lo curioso.

Pensaba que estaba de suerte cuando se tocaba en los bolsillos y no había desaparecido nada. Le tenía tanto aprecio como miedo a la soledad pero predicaba en los bares el mayor romanticismo de la época. Subía y bajaba como una montaña rusa su estado de ánimo y su el resto de su vida era un caos en el cual él se desenvolvía como buenamente podía.
Sin embargo era un más, entre tantos otros para ella. Otro que llego beso y se fue sin más. Ella nunca se paró a pensar que fuera diferente, de hecho no lo era, y por eso no tenía la más mínima idea de porque su olor se le quedo guardado. Lo olía en sus sabanas, en la ropa de ese día y hasta en la cerveza que se acercaba a su boca.
Cuando se volvía algo obsesiva cogía el teléfono marcaba su número y acariciaba el borde de la maldita pantalla donde ponía “llamar”. Luego lo tiraba con ira a la cama y pensaba –que coño, que llame el- y con el paso de los minutos se le pasaba.

Una verdadera pena que cuando por descuido toco “llamar” y se atrevió a esperar la respuesta el número no existiera, él tuvo la mala suerte de perder el móvil. 

Lo primero de Enero.

Esa sensación que falta todo,
Y que de lo que ahí,
No sobra nada,
No renunciaría,
Lo daría todo,
Hasta el último detalle del invierno,
La penúltima sonrisa del bus,

Y el antepenúltimo beso de estación.  

sábado, 11 de enero de 2014

Un fragmento de la realidad.

Manejamos la verdad y la mentira a nuestro puro interés. Tocamos la tecla que nos beneficia en ese momento totalmente justo. Nadie se imagina que lo hacemos, sabemos adornarlo con las palabras precisas, pero aun así seguimos actuando. Somos algo independiente a todo, siempre me cuesta explicarlo, intentamos beneficiarnos de las desgracia ajena. La gente común nos llaman lobbys, nosotros preferimos llamarnos los amos del mundo. 

No te iras hoy.

Fue una verdadera suerte encontrare en mitad de la calle con aquella lluvia. Con la ropa chorreando y tus pestañas goteando lo último que te quedaba de rímel. Estabas tan hundida que ni te percataste de que estaba delante de ti, mirando tan extraño aquel acontecimiento, donde el entorno hacia que pareciese alguna película de esas románticas. La diferencia con aquello es que yo no estaba allí para arroparte y prestarte mi abrigo, ni se me paso por la cabeza ofrecerte el paraguas.
Lo único que te despertó de aquel letargo fueron las luces deslumbrantes de aquellos coches que pasaban furiosos a tu lado. Estuve considerando si ir a levantarte para que me gritaras y me culparas de la responsabilidad que era tuya. Si acercarme y tenderte la mano y así pudieras desahogar todo la rabia que me tenías e incluso me escupieras a la cara. Que me recriminaras los besos que no te di las tardes del verano anterior y me crucificaras para siempre por ser el que tiró la toalla en medio de ese caos que llamábamos relación.

Y ahora te veo marchar en medio de la calle desierta cubierta de residuos de agua. Miro como caminan tus piernas y no se mueven mis ojos de tu culo. No sé porque no me atreví, porque no te recogí cuando pude y no te di la satisfacción que merecías. Al fin y al cabo tenías razón cuando me decías que lo que nos unía un día nos separaría. 

Vida hipotecada.

Nunca le gustaba decir adiós. Pensaba que los adiós son para siempre y le daba miedo pensar en decir adiós a la persona equivocada por eso siempre se despedía con un hasta luego. Era algo extraño trabajaba para vivir y la vez vivía para trabajar. Le tenía verdadera dedicación a su trabajo. Sus amigos veían como se le iluminaba la cara delante de ese folio en blanco, adoraba escribir, era algo así como la liberación de sus ideas.
Una vez se enamoró y algo cambio. Ya no tenía devoción por su trabajo y mucho menos por aquel folio. Perdió el hábito de devorar los libros y cambio los ratos de reflexión a solas por cuatro renglones torcidos. Por un momento su concepción del mundo cambio y la liberación se convirtió en una forma de esclavitud.


Cuando se desenamoro lo perdió todo. Su arte y su amor. 

viernes, 10 de enero de 2014

No se si gane o perdí la partida

Me llenaba tanto respirar que nunca me pare a pensar que cada inhalación me restaba un poco de vida. Cuando exhalaba tenía la sensación de que me desprendía por uno segundos de mí mismo. Suerte que es un proceso automático.
Algo parecido sucedía con tu recuerdo. Me reconfortaba tanto pensarte que nunca termine de ser consciente de que ya no estabas. Cuando lo fui ya era demasiado tarde para darte los buenos días, para preparar café y desayunar con el sol.

Ahora aprecio cada sorbo de aire y cada detalle de recuerdo. Me apena saber que quedan pocos o que os que quedan nunca serán iguales.

martes, 7 de enero de 2014

Tarde

Se está haciendo tan tarde que luego será casi imposible volver. Apunto de cerrar, si es que no cerró ya, y yo sigo aquí emborrachándome. Pasan todas las horas del reloj, los días del calendario y los meses de años. La verdad es que desde aquí se ve todo, lo que empiezo a dudar es por cuánto tiempo se verá. 
Si es que es demasiado tarde…

lunes, 6 de enero de 2014

Me llamaban paria.

La verdad es que ni el mismo se había planteado como se encontraba en esa situación, aunque era muy normal que se viera en ella casi a diario. Tampoco dedicaba mucho tiempo a pensar en eso, era lo que conocía desde siempre, esa era la vida que le había tocado vivir. Desde muy niño aprendió que no tenía nada, que no lo recibiría en un futuro y que lo único que importaba era no perder. Conocía cada detalle de las calles, cada esquina oscura, cada barrio y cada farola que aún alumbraba. Era un superviviente de esos que la sociedad crea y luego renuncia de su existencia. De esos que cuando los ciudadanos de bien se cruzan por la calle miran por encima del hombre y con algo de desprecio, ilusos, ninguno sería capaz de hacer lo que él hace para vivir.  La reinserción sonaba en su cabeza como una lejana utopía, de esas que quedan tan bien en los libros pero que en la práctica es la tarea más irrealizable del mundo.

Todo eso pensaba cuando se veía reflejado en el cristal del coche a la espera de otro negocio. Podía morir minutos después, era una posibilidad muy probable, podía salir bien o simplemente podría no pasar nada. Lo único que tenía claro es que no perdería. 

domingo, 5 de enero de 2014

5/1

Recuerdan la sensación de sentirse en mitad de todo. De ser ese centro, que quizás sea lo más alto o lo más bajo, quien sabe. Como estar rodeado de pequeños y finos hilos de seda que al moverse interconectan con otros que a su vez transmiten la vibración.

Seguro que todos la hemos sentido. Imagino que alguno más que otros, en espacio y en tiempo. Para otros será su forma de vida y posiblemente algunos se vean en ese centro casi por su suerte o su desgracia.

El caso es que quien este en ese centro vive por y para los hilos. Intentando no moverse mucho para que la vibración no sea demasiado notoria. Que no traspase demasiado a través de ellos. Es como estar atado a un sinfín de palabras que te rodean y hacen de cadenas para que acabes preso de todas y cada una de ellas.
Siempre se puede desaparecer, ¿no?


sábado, 4 de enero de 2014

Silencio.

Todo comenzó con esa maldita llamada de teléfono, si hubiera sabido de lo que se trataba…Pero no fue así y tuve que presentarme en su casa. Me abrió la puerta su madre con un gesto muy serio, tampoco es que fuera normalmente simpática, no le preste demasiada atención. Al subir las escaleras de su casa me la encontré sentada en la cama mirando por la ventana, le encantaba aquella colina que se dibujaba a lo lejos y el campo que la rodeaba. Estuvo como quince minutos sin decir nada con ese silencio que tanto incomoda y tanto miedo da romper. Yo seguía pensando que hacia allí, hacía meses que andábamos así. Nunca se acostumbra uno a saltar del pasado al presente sin mirar al futuro y a veces es mejor no tocar nada, por el miedo a que se rompa. Después de esos quince minutos interminables me miro y por fin nos vimos. Acto seguido se levantó y me abrió la puerta con amabilidad, ni si quiera se ofreció a acompañarme a la salida, al salir cerro. Su madre me volvió a abrir con un odio latente y sin darme cuenta volvía a estar en el porche de su casa.


Meses esperando a que me diera una explicación que no pedí y lo peor que ni ella misma podía darme. 

jueves, 2 de enero de 2014

Hablar por Hablar.

Siempre que me enfrento a ti tengo mucho miedo de perder. De que me digas cuatro palabras y que me dejes sin la mínima opción de replicar. Que me argumentes que dios existe y sea incapaz de rebatirte. Me siento tan inferior a ti que me arrastraría si te pararas pensar si llevo razón o me equivoco. Es algo triste, lo sé, pero no puedo sentir otra cosa que impotencia al saber que eres mejor que yo en esto de pensar. Muchas veces me limito a callarme y escuchar tus argumentos que hoy por hoy superan al mismísimo presidente del gobierno. Me enfrasco en mí y me limito a pensar por qué tú pones las copas y yo me las bebo. Dichosos sabelos todos y dichosa superioridad de estar detrás de esa barra.